Verónica Rowell
Subimos unas escaleras siguiendo a aquel hombre, sin separarnos más de dos metros.
-Aquí tienen- Abre una habitación y señala dentro. -Toda suya, si están muy apretados déjenle esta habitación a los chicos y las chicas vayan a la siguiente.
-¿No dijo que sólo tenía una habitación vacía?- Cuestiona Daniel.
-Estás en lo cierto,