AVA
El humo llena mis pulmones, gritos y alaridos llenan mis oídos. Se me escapan las lágrimas.
No puedo ver nada, el humo es demasiado espeso. Está claro que ha estallado una bomba. Me pitan los oídos, pero oigo mi nombre, débilmente.
-¡Ava!- Miro frenéticamente a mi alrededor y veo a Luciano mirándome, aterrado. Mis ojos se abren de par en