-Ya estamos bien-. Kevin aprieta los dientes y me acaricia el pelo antes de coger la silla y moverla a mi lado en vez de delante.
-¿Quieres algo de beber?-. Me mira y luego su bloc de notas.
-¿Me pones una copa de Rosé?-. Le sonrío. Luego mueve lentamente los ojos hacia Kevin.
-Agua-Murmura-Y dale a mi señora toda la botella de Rosé-. Ni siquiera se molesta en mirar al camarero, que nos da el menú y se va corriendo.
-¿Mi señora?- Levanto las cejas juguetonamente.
El camarero se acerca a nosotros con nuestras bebidas y coloca la botella de Rosé en el centro de la mesa.
-¿Están listos para pedir?- Hojea su bloc de notas y me mira rápidamente.
-¿Qué me recomiendas?- le pregunto a Kevin.
Pide por los dos y mira al camarero. Se va corriendo y Kevin continúa nuestra conversación.
-Sé que eres la indicada para mí, Ava-. Dice con calma.
-¿Y si no eres la indicada para mí?-. Levanto las cejas y me inclino un poco hacia delante.
-Cariño, sé que soy el indicado para ti. Ahora que te he probado esta mañana, créeme, no creo que pueda dejarte marchar-. También se inclina hacia delante y me roza los labios antes de recostarse en la silla. -No me importa cuánto tiempo hace que nos conocemos, Ava, no importa. Llevo cinco años soltero, ya era hora de sentar la cabeza.
-¿Qué significa esto entonces?- Me acomodo un mechón de pelo detrás de la oreja.
-Realmente quiero ver a dónde va esto. Te he traído algo-. Saca una caja de terciopelo y la abre para mostrar un collar de aspecto caro.
-Kevin-Susurro-Esto es demasiado, no deberías haberlo hecho-. Le miro con los ojos muy abiertos, pero él sonríe.
-Quiero hacer cosas así por ti, quiero tratarte como a una reina-. Se adelanta y coloca su mano sobre la mía. -Dime, nena. ¿Algún hombre te ha tratado así, como te mereces?-. Sacudo la cabeza y miro hacia otro lado al pensar en cómo me trataba Jamie.
Todo lo contrario.
-Sé que ahora no me lo dirás, pero sé que te ha pasado algo, nena-. Me acaricia la mejilla.
-Lo s-siento-. Frunce el ceño.
-No lo sientas, confía en mí cuando te digo que te deseo. Me haces sentir vivo, me haces sentir que no voy a morir solo porque Lily se habría mudado y encontrado un hombre que la cuidara-. Bromea, lo que me hace soltar una risita. -Cuando estés lista para decírmelo, que podría ser dentro de un año, veinte años, siempre estaré aquí para ti Ava.
Sonrío, me inclino hacia él y le beso la mejilla.
-Gracias-. Susurro y entonces llega nuestra comida.
-¿Tienes algún problema en los ojos?- Kevin le pregunta al camarero y yo lo miro como si estuviera loco.
-¡Kevin!- Le regaño ligeramente.
-No, en serio, ¿tienes un problema en los ojos?-. Ladea la cabeza hacia el hombre. -Porque todo lo que pareces estar haciendo es mirar a mi mujer como si fuera un trozo de carne y realmente no lo aprecio. Sigue mirándola y puede que tenga que hacer algo con tu problema ocular, ¿sí?-. Las manos del camarero empiezan a temblar y sale corriendo.
-Kevin, eso fue cruel-. Frunzo el ceño, pero luego me río.
Pobre chico.
Comemos en un cómodo silencio, Kevin sigue sirviéndome más Rosé cuando he terminado una copa y ahora me siento extremadamente achispada.
-Vamos a medias, ¿sí?-. Me río de mí misma por intentar copiar su forma de decir sí en italiano.
-No, nena. Pago yo-. Se ríe entre dientes.
Paga la cuenta y los dos nos levantamos, pero siento que me caigo hacia atrás y Kevin corre a mi lado. Me rodea la cintura con los brazos.
-Parece que mi chica está borracha-Sonríe.
-No, no, no.- Echo la cabeza hacia atrás y me balanceo un poco, así que aprieta el brazo en mi cintura y me saca del restaurante. No sin antes fulminar con la mirada a nuestro camarero.
-Adiós. -Le saludo con la mano y todo el mundo se gira para mirarme mientras le grito al camarero. -Kevin, me duelen los pies-gimoteo mientras caminamos por el aparcamiento hacia su coche.
-Vale, cariño-. Me levanta al estilo de una novia y nos lleva al coche. Me coloca en el asiento del copiloto y me besa la cabeza antes de cerrar la puerta.
-Quiero abrazarte-murmuro y apoyo la cabeza en la ventanilla. -Contigo porque eres mimoso, como un gran oso-. Me sonríe y niega con la cabeza. -¿No quieres acurrucarte conmigo?-. Hago un mohín.
-Créeme, ángel, quiero hacer algo más que abrazarte, pero esperaré. ¿Quieres quedarte conmigo esta noche?-Asiento con la cabeza, haciéndole reír.
*
Doy vueltas en la habitación de Kevin. Parece tan lujosa.
-Cariño, por favor, deja de dar vueltas, te vas a hacer daño o te vas a poner mala- dice Kevin preocupado mientras se quita el traje y se pone delante de mí en calzoncillos.
Vaya.
Es un hombre musculoso y sexy.
-¡Ava!- Susurra, sin querer despertar a los demás.
Me caigo al suelo.
-¿Qué he dicho?- Me levanta y yo suelto una risita, jugando con su pelo -No debería haberte dado tanto vino. ¿Vas a desvestirte para que pueda ponerte mi camiseta o quieres hacerlo tú?
Me pone de pie y me da la camiseta.
-Yo misma-. Miro al suelo, temiendo que, si lo hace él, vea la larga cicatriz a lo largo de mi estómago.
-Vale, me daré la vuelta-. Se da la vuelta y yo me desvisto y me pongo la camiseta, intentando no volver a caerme al suelo.
-Ya he terminado-Kevin me mira de arriba abajo y sonríe.
-Estás sexy con mi ropa-. Sonríe satisfecho y luego me levanta y me coloca en la cama. Kevin se sube a mi lado y yo apoyo la cabeza en su pecho.
-Gracias por esta noche, lo he pasado muy bien-. Le digo, mientras él me acaricia el pelo.
-Haría cualquier cosa por ti, Ava. Ahora duérmete, cariño-. Me besa en la frente.
-Buenas noches, Kevin.
-Buenas noches, Ángel.