Capítulo 2 La Fisura del Control

El día había avanzado lentamente, de una hora a otra, pero para Ethan no parecía haber cambiado nada. El dolor en su pierna era constante, aunque con cada sesión de fisioterapia, parecía un poco más soportable. Sin embargo, no se sentía mejor. Solo había aprendido a convivir con la molestia. Pero, al final de la jornada, una sensación de frustración lo invadió.

Lily Hayes había sido profesional y efectiva, sin dejar que su presencia intimidara al CEO. Sin embargo, había algo en su actitud que seguía irritando a Ethan, algo en su calma imperturbable que lo hacía sentirse desestabilizado, vulnerable. **No estaba acostumbrado a sentir esa incomodidad.**

Ethan pasó el resto de la tarde mirando al paisaje desde la ventana de su habitación, sin poder concentrarse en nada. Su mente volvía una y otra vez a esa mirada confiada de Lily, a la forma en que no lo había temido, a la forma en que lo había tratado con total desdén.

Esa noche, cuando la oscuridad cubría por completo el centro, Ethan se dio cuenta de algo extraño. **No quería admitirlo, pero era evidente: él, el hombre de negocios imparable, se encontraba atrapado en una rutina que no podía controlar.** El centro de rehabilitación era, para su horror, mucho más que una simple clínica de recuperación. Era una prisión silenciosa que lo mantenía prisionero no solo de su cuerpo, sino de su mente.

La puerta de su habitación se abrió nuevamente al día siguiente, pero esta vez, fue el sonido de la llave girando lo que despertó a Ethan. Su mirada se centró en el marco de la puerta, y allí estaba ella, de nuevo. Lily Hayes, con su uniforme y esa mirada de absoluta concentración que parecía analizar cada uno de sus movimientos, pero sin mirarlo realmente.

-Buenos días, señor Bennett -saludó sin más preámbulos, como si nunca hubiera habido una grieta en su interacción del día anterior.

-Buenos días -respondió él, aún con esa sensación incómoda de estar en un terreno desconocido. El contraste entre su mundo de lujos y poder y este lugar era más evidente que nunca.

-Hoy vamos a trabajar un poco más en la movilidad, pero también necesito que realice algunos ejercicios mentales para reducir el estrés que está acumulando. -Lily caminó hacia la camilla y comenzó a colocar los equipos, sin perder un solo segundo en la organización de la sesión.

Ethan la observó, observando la agilidad con la que se movía. Era joven, tal vez demasiado joven, pero no había duda de que sabía lo que hacía. **¿Cómo podía una mujer tan joven manejar un hombre como él con tanta facilidad?** Aquella pregunta lo carcomía por dentro.

-¿Ejercicios mentales? -preguntó, levantando una ceja. Su tono era escéptico. No creía en esos métodos "alternativos". Para él, todo lo que necesitaba era tomar control de la situación, como siempre lo había hecho.

Lily lo miró, esta vez con una pequeña sonrisa. No era condescendiente, pero sí perceptible, como si hubiera leído su mente.

-El estrés mental afecta la recuperación física, señor Bennett. Su cuerpo no sanará adecuadamente si su mente no está en paz. -Dicho esto, comenzó a ajustar las posiciones de las cámaras de vibración que tenía que utilizar para los ejercicios de recuperación.

Ethan se acomodó en la camilla con un gesto molesto. **¿Una fisioterapeuta dándole lecciones sobre estrés?** Pero lo que no esperaba era que Lily estuviera tan bien preparada para manejar a alguien como él.

-No creo que mi mente tenga mucho de qué preocuparse -murmuró con una ligera sonrisa irónica.

-¿De veras? -respondió Lily, sin perder la calma-. ¿No le inquieta dejar toda su vida en las manos de otros? Su empresa, su imagen pública, las decisiones que debe tomar. Usted siempre ha tenido el control. Aquí, no lo tiene.

Ethan frunció el ceño, sintiendo una punzada de incomodidad. Era cierto que su vida había estado marcada por el control. Él no tenía miedo de tomar decisiones difíciles, pero la sensación de estar completamente a merced de su propio cuerpo lo hacía sentirse más vulnerable que nunca.

-No sé de qué está hablando -dijo, intentando no dejar que sus palabras sonaran demasiado inseguras.

Lily no respondió de inmediato. En su lugar, dejó que el silencio llenara la habitación mientras ajustaba el equipo en su lugar. Solo después de unos largos momentos, habló.

-No hace falta que lo reconozca, señor Bennett. No tiene que admitir nada ante mí, pero sé que el hecho de estar aquí, lejos de su vida, lo está desconcertando. Y todo eso está afectando su recuperación, aunque no lo quiera aceptar. -Detuvo su movimiento y lo miró, los ojos fijos en él, un poco más suavemente, pero igualmente firmes.

Ethan la observó en silencio, sintiendo cómo la incomodidad se apoderaba de él. Nunca había sido una persona a la que se le cuestionara tan abiertamente. Nadie había desafiado su control de una manera tan directa.

Finalmente, suspiró, mirando hacia otro lado.

-¿Qué sugieres que haga? -La pregunta salió de sus labios sin pensarlo demasiado. Tal vez, estaba comenzando a creer que, de alguna forma, ella sabía algo que él no.

Lily sonrió brevemente, antes de continuar con los ajustes en el equipo. Su tono se suavizó ligeramente, pero no perdió la firmeza de su voz.

-Lo primero que debemos hacer es entender que el control no está en todo lo que ocurre a su alrededor. A veces, lo más importante es aprender a soltar. No es solo su pierna la que necesita recuperación. -Ella hizo una pausa, dejando que sus palabras calaran en él-. Su mente también. Y con ella, su capacidad de sanar.

Ethan no dijo nada. El ambiente se volvió cargado con un silencio tenso, mientras él pensaba en sus palabras. ¿Estaba siendo vulnerable? ¿Estaba perdiendo el control sobre su propia vida?

Después de unos minutos, la sesión continuó en silencio. Lily trabajó con precisión, guiando a Ethan a través de los movimientos, sin decir mucho más. Sin embargo, cada palabra que había dicho seguía resonando en su mente. ¿Era posible que su vida estuviera fuera de su control? ¿Que el esfuerzo físico y mental estuviera conectado de tal manera?

Ethan trató de desviar su mente hacia otros pensamientos, pero algo en su interior le decía que lo que Lily había dicho no era solo una técnica de fisioterapia. Era una verdad que no quería enfrentar.

Al final de la sesión, cuando Lily terminó de ajustar los últimos detalles, Ethan se incorporó lentamente, estirando las piernas.

-Creo que hemos terminado -dijo ella, mientras guardaba las herramientas en la mochila.

Ethan se quedó en la camilla, mirando el techo por un largo momento antes de volverse hacia ella.

-Gracias -dijo, de una manera que no estaba acostumbrado a usar, una especie de reconocimiento implícito.

Lily asintió, su mirada fija en él por un momento. No dijo nada más, pero sus ojos parecían mostrar una comprensión que Ethan no quería explorar.

Cuando se levantó para salir de la habitación, algo cambió en él. **¿Por qué estaba tan inquieto?** **¿Qué había tocado ella en su interior que lo hacía sentir vulnerable de una manera que nunca había experimentado?**

Al salir por la puerta, Ethan sintió como si su mundo estuviera, por fin, comenzando a desmoronarse. No sabía qué iba a encontrar en los próximos días, pero algo en su interior le decía que no sería fácil.

            
            

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