Las semanas habían pasado de forma extraña, como si el tiempo se alargara en este lugar ajeno a todo lo que Ethan había conocido. Aunque su pierna mejoraba lentamente, su mente no lograba encontrar descanso. Los ejercicios con Lily continuaban, y con ellos, un proceso de reflexión forzada que lo hacía sentir incómodo. Cada sesión le dejaba una sensación contradictoria: por un lado, empezaba a sentir que la rehabilitación le estaba dando más que solo alivio físico; pero por otro, había algo en el enfoque de Lily que lo incomodaba profundamente.
El sol de la mañana entraba a través de las grandes ventanas del centro, iluminando el entorno minimalista en el que se encontraba. Ethan estaba sentado en su silla, mirando al horizonte, cuando la puerta se abrió de manera tan silenciosa que casi no la notó. Lily entró sin hacer ruido, con la misma postura relajada pero decidida que siempre la acompañaba.
-Buenos días, Ethan -dijo ella, con una sonrisa ligera, pero su voz no transmitía del todo calidez. Había algo en su mirada que le resultaba intrigante, como si supiera más de lo que él quería admitir.
-Buenos días -respondió él, sin girarse hacia ella, aún inmerso en sus pensamientos. No podía evitar preguntarse, **¿por qué esta mujer me desarma tanto?** Ella tenía la capacidad de hacerlo sentir pequeño con una sola mirada, pero a la vez, había algo en su manera de tratarlo que lo hacía sentir inexplicablemente cómodo.
Lily observó por un momento el rostro de Ethan, como si leyera sus pensamientos. Sabía que él aún no se había rendido ante su enfoque, que la resistencia seguía siendo su principal barrera. Pero había algo más, algo que cambiaba cada vez que comenzaban una nueva sesión. **¿Será que estaba empezando a confiar más en ella, o solo a aceptarla como parte de su vida?**
-Hoy vamos a trabajar con una serie de movimientos más complejos, pero primero, quiero que hablemos de lo que ha estado pasando en tu vida -dijo Lily, sentándose frente a él con calma. Su tono no era de imposición, sino de simple invitación.
Ethan la miró, un poco sorprendido. No le gustaba hablar sobre su vida personal, especialmente en este lugar que consideraba una especie de cárcel temporal. **¿Qué podía saber ella de su vida?** De todas formas, no podía negar que algo en sus palabras lo hacía sentirse vulnerado.
-¿A qué te refieres? -preguntó con un tono defensivo, alzando las cejas. Aunque no lo reconociera, su instinto le decía que no debía entrar en esa conversación.
Lily no reaccionó ante su tono, lo que era, en sí mismo, una estrategia que ya conocía bien. La paciencia era su mayor aliada, y estaba convencida de que, en algún momento, Ethan caería en la trampa de sus propias inseguridades.
-He notado que últimamente, tus ejercicios van mejor, pero te veo distante, como si estuvieras en otro lugar. Y eso, a la larga, va a afectarte. Afectará tu recuperación. -Ella habló con seriedad, pero sin urgencia. Lo que le interesaba no era solo que Ethan mejorara físicamente, sino que también lo hiciera emocionalmente.
Ethan desvió la mirada, incómodo. Sabía que había algo más en su tono, algo que no alcanzaba a comprender por completo.
-Lo que hago o no hago, es asunto mío -respondió con desdén, intentando no mostrar que sus palabras le afectaban más de lo que quería admitir.
Lily se inclinó hacia adelante, sus ojos fijos en él, y por un momento, Ethan sintió que algo en su interior se encogía. **¿Por qué esa mirada lo desconcertaba tanto?**
-No creo que solo se trate de lo que tú decidas, Ethan. El control no está únicamente en tus manos. Por eso te pregunto... ¿qué estás evitando? ¿Qué hay detrás de esa distancia que estás creando? -preguntó ella, su voz firme, pero sin ser agresiva. Estaba completamente en control de la conversación.
Ethan cerró los ojos por un momento, buscando algo dentro de sí que pudiera utilizar para defenderse de esa invasión emocional. ¿Qué estaba evitando? **¿Era acaso la verdad?**
-Estoy evitando perder el control -dijo, finalmente, con una sinceridad que no esperaba. La respuesta le salió de los labios sin pensarlo demasiado, pero al decirla, se dio cuenta de lo que realmente le estaba pasando. **El control era lo único que podía manejar en su vida, y ahora, incluso eso parecía desmoronarse.**
Lily observó su reacción, guardando silencio por un momento. Sabía que las palabras de Ethan tenían más peso del que él mismo quería reconocer. En su mirada había una mezcla de duda y desesperación, y lo que más le sorprendía era la vulnerabilidad que mostraba en este entorno controlado. **El poder, tan presente en su vida, parecía desvanecerse cada vez que estaba con ella.**
-El control es una ilusión -dijo Lily con tranquilidad, mientras se levantaba de la silla y comenzaba a preparar el equipo para la próxima parte de la sesión-. Tú has vivido con esa ilusión durante años, pero la verdad es que no tienes el control de todo. Y lo que haces al aferrarte tanto a él, es crear una barrera entre lo que quieres y lo que realmente necesitas.
Ethan la observó mientras ella se movía con eficiencia. **¿Qué sabía ella realmente de su vida?** Las palabras de Lily lo golpearon con más fuerza de lo que hubiera esperado. No le gustaba reconocerlo, pero algo en su interior le decía que tenía razón. **No podía controlar todo. Y esa idea lo aterraba.**
-¿Y qué propones? ¿Qué tengo que hacer para... dejar ir todo esto? -La pregunta salió de sus labios sin que él pudiera detenerla. Fue un susurro, una especie de rendición, pero aún teñida de incredulidad.
Lily lo miró con seriedad, su rostro suave pero determinado.
-No se trata de rendirse, Ethan. Se trata de aprender a vivir con lo que no puedes cambiar. En este momento, lo que más necesitas es aceptar que tu cuerpo está pidiendo ayuda, y no solo física, sino también emocional. Lo que ocurre contigo no se queda solo en tus piernas, lo que sientes afecta todo lo que eres. -Ella se acercó a él, sin prisa, pero con la seguridad que tanto lo incomodaba. -Sé que es difícil, pero tu vida no puede seguir siendo solo una batalla de control. Necesitas soltar.
Ethan no pudo evitar una risa amarga al escucharla. **Soltar. ¿Cómo podía soltar algo que había sido su salvavidas durante toda su vida?** El control lo había llevado a donde estaba, lo había hecho invencible en el mundo de los negocios. ¿Cómo podía abandonar esa manera de vivir sin perder todo lo que había logrado?
-No puedo hacer eso -respondió, con un tono más bajo, como si estuviera luchando con las palabras. ¿Qué pasaría si perdiera el control por completo? **¿Qué quedaría de él entonces?**
Lily lo miró con una mezcla de comprensión y desafío. Su postura no era de confrontación, pero algo en sus ojos le decía que ella sabía exactamente lo que estaba pensando.
-No tienes que hacerlo de inmediato. Solo quiero que lo pienses. Cada día, solo un poco. Hoy, solo deja que tu mente y tu cuerpo trabajen juntos. ¿Lo intentas?
Ethan la miró fijamente. **¿Dejar ir el control?** No estaba seguro de si quería hacerlo, pero en algún rincón de su mente, algo le decía que si no lo intentaba, nunca encontraría la paz.
-Está bien -dijo, finalmente, con una voz que sonaba menos firme de lo habitual. Pero había algo en sus palabras que sonaba como una promesa, una pequeña rendición ante un futuro incierto.
Lily sonrió con suavidad, aliviada de que hubiera dado el primer paso. A veces, las palabras más sencillas eran las que más resonaban.
El aire en la habitación parecía más liviano, como si, por un momento, ambos hubieran llegado a un entendimiento, aunque no completamente verbalizado. **Este era el comienzo de algo nuevo, y aunque Ethan aún no lo sabía, ese momento marcaría el principio de su transformación.**