Capítulo 5 La Verdad que Nadie Quiere Ver

Ethan se encontraba nuevamente en su habitación, la luz de la tarde bañando la estancia con una suavidad dorada. Había algo inquietante en la quietud que rodeaba todo el centro, como si el tiempo se estancara y le permitiera pensar más de lo que había querido. Cada paso que daba en su recuperación parecía un pequeño avance, pero al mismo tiempo, se sentía como si estuviera atrapado en un ciclo del que no podía salir. Lo que había comenzado como una necesidad de rehabilitación se estaba convirtiendo, lentamente, en algo mucho más profundo.

Desde su última conversación con Lily, algo dentro de él había cambiado. No sabía exactamente qué era, pero había una sensación persistente, como si su resistencia al cambio comenzara a desmoronarse, pieza por pieza. Cada día que pasaba, parecía estar más cerca de algo que no podía identificar con claridad, pero que le aterraba.

El sonido de la puerta al abrirse lo sacó de sus pensamientos. Lily apareció en el umbral, su mirada calmada pero penetrante, como si ya supiera lo que él estaba pensando, aunque él mismo no lo tuviera claro.

-Hoy vamos a probar algo diferente, Ethan -dijo ella, sin preámbulos. Su tono era suave, pero había una autoridad implícita en sus palabras que nunca pasaba desapercibida.

Ethan la miró de reojo, sin responder de inmediato. La última vez que había escuchado esa frase, la sesión había sido más desafiante de lo que había imaginado. **¿Qué más podría intentar?**

-¿Qué vamos a hacer hoy? -preguntó, su voz seca, pero curiosamente vacía de esa indiferencia habitual. **¿Qué podía decir? A estas alturas, las respuestas de Lily siempre lo desconcertaban más que las preguntas.**

Lily cerró la puerta detrás de ella y se acercó con calma, tomando asiento frente a él. Estaba tan tranquila, tan segura de sí misma, que a Ethan le costaba comprender cómo podía mantenerse tan imperturbable mientras él sentía que todo dentro de él se desmoronaba poco a poco.

-Hoy vamos a hablar de tus miedos -dijo con firmeza, sin rodeos. Parecía que nada la sorprendía, ni siquiera la resistencia que Ethan solía mostrarle. -Sé que no te gusta hablar de eso, pero creo que es el momento adecuado.

Ethan la miró, sus ojos fijos en ella. Por un instante, una oleada de molestia recorrió su cuerpo. **Miedos**. Era una palabra que había aprendido a evitar. En su mundo, no había cabida para los miedos. Solo había espacio para el control, para el poder. Había llegado donde estaba gracias a su capacidad de controlar todo, y aunque no podía evitar sentir que algo estaba cambiando, ese cambio lo aterraba.

-¿Miedos? -repitió con desdén. -No creo que sea algo que deba discutir contigo.

Lily no se inmutó ante su respuesta. Sabía que ese era su mecanismo de defensa, pero también conocía las reglas del juego. No se iba a rendir fácilmente.

-Tienes que entender que, mientras sigas negando lo que sientes, estarás bloqueando tu recuperación. No solo física, Ethan, sino emocionalmente. Estás atrapado en un ciclo, y si sigues rechazando enfrentarte a tus miedos, seguirás sintiéndote como si estuvieras dando vueltas en el mismo lugar.

Ethan apretó los dientes, sus puños cerrándose sin darse cuenta. **¿Cómo podía esta mujer saber tanto sobre él?** Algo en su tono, en su mirada, lo hacía sentir vulnerable, como si estuviera desnudando su alma ante ella sin quererlo.

-Lo que pasa en mi vida no te concierne -respondió con frialdad, tratando de mantener a raya la incomodidad que comenzaba a crecer dentro de él. Pero al decir esas palabras, algo en su interior se rompió. **¿Por qué le decía esto a ella?** **¿Por qué le estaba permitiendo entrar tan profundamente en su vida?**

Lily lo miró fijamente, sin apartar la vista. Ella no estaba allí para jugar, no iba a retroceder ante su resistencia. Sabía lo que Ethan necesitaba, y lo que necesitaba no era más control. Necesitaba enfrentarse a la verdad de lo que realmente sentía.

-¿Sabes qué es lo que realmente te asusta? -preguntó con suavidad, pero con una firmeza que no dejaba lugar a dudas. -No es perder el control. Es perder todo lo que has construido. Es la idea de que, si dejas ir algo, todo lo demás se derrumbará.

Ethan la miró, como si intentara leer sus pensamientos. **¿Cómo podía saber eso?** Había algo en sus palabras que lo sacudió profundamente, como si estuviera dando en el clavo de algo que él mismo no se había atrevido a admitir.

-No sabes nada de mí -dijo, su voz ahora más baja, pero cargada de un aire desafiante. **¿Cómo podía saber lo que realmente sentía?** ¿Acaso ella tenía acceso a sus pensamientos más profundos?

Lily se levantó lentamente, caminando hacia la ventana. El brillo de la luz reflejada en sus ojos creaba una imagen casi irreal de ella. La serenidad de su rostro era inquebrantable, y la forma en que la observaba, sin prisa, como si estuviera esperando que él lo entendiera, solo aumentaba la presión sobre él.

-Lo sé porque me has mostrado más de lo que crees. Cada gesto, cada palabra, cada silencio. Todo eso me dice lo que temes. Te aterra la idea de que, si dejas ir el control, las piezas de tu vida no encajarán de la manera que esperas. Pero la verdad es que no es el control lo que te mantiene a salvo. Es el miedo a perderlo todo lo que te tiene atrapado.

Ethan tragó saliva, su mente comenzando a asimilar sus palabras, aunque no quería admitirlo. Ella tenía razón. **¿Qué pasaría si todo lo que había construido se desmoronaba si dejaba ir el control?** Lo que más temía era perderse a sí mismo, perder lo que lo había definido durante años: la imagen de ser el hombre al que todos admiraban, el CEO que siempre tenía todo bajo control.

-No lo sé -murmuró, sin darse cuenta de lo vulnerable que sonaba. Por primera vez en mucho tiempo, una sensación de incertidumbre lo invadió.

Lily lo observó, sus ojos suaves pero llenos de comprensión. No le dijo nada, no hizo ningún comentario más. En lugar de eso, se acercó a él y se inclinó ligeramente, colocándole una mano sobre el hombro, un gesto que era a la vez firme y reconfortante.

-Está bien no saberlo todo, Ethan -dijo en un susurro. -El miedo es una parte de ti, pero no tiene que controlarte. Solo tenemos que empezar a mirar hacia lo que realmente importa, lo que realmente necesitas para sanar.

Ethan sintió un nudo en el estómago, pero algo en su interior se rompió. Por un instante, se permitió sentir la pesada carga que llevaba durante tanto tiempo. **¿Realmente podía soltar todo esto?** **¿Podía dejar de vivir bajo la sombra del miedo y el control?**

Su respiración se hizo más pesada, y por primera vez en mucho tiempo, comenzó a comprender que, quizás, Lily no estaba allí solo para curarlo físicamente. **Ella estaba allí para ayudarlo a sanar de algo mucho más profundo.**

El silencio entre ellos se alargó, pero no era incómodo. Era un silencio lleno de posibilidades, de decisiones aún no tomadas. **El viaje apenas comenzaba, pero Ethan sabía que lo que sucediera a partir de ahora podría cambiar su vida para siempre.**

            
            

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