La noche anterior al regreso de Ethan a la ciudad fue inquietante. Apenas pudo dormir, con su mente atrapada en una maraña de pensamientos. Por un lado, tenía que enfrentarse a la traición que amenazaba su empresa, pero por otro lado, no podía ignorar la sensación de vacío que dejaba atrás en el centro de rehabilitación. **Dejar a Lily, aunque fuera temporalmente, no era algo que hubiera anticipado que le afectaría tanto.**
Al amanecer, Lily estaba en los jardines, regando las flores, cuando Ethan apareció con una pequeña maleta. Su figura alta y bien vestida resaltaba entre los demás pacientes, como si estuviera en un mundo aparte.
-¿Te vas? -preguntó Lily, dejando la regadera a un lado.
-Solo por unos días -respondió él, su tono deliberadamente neutral. -Tengo que atender un problema en mi empresa. Algo... urgente.
Lily asintió, aunque su expresión reflejaba preocupación.
-Espero que todo salga bien -dijo sinceramente. **Había algo en la forma en que Ethan hablaba de su trabajo que le hacía sospechar que esto no era solo un problema más.**
Ethan dudó por un momento antes de hablar.
-Gracias por todo, Lily. No solo por tu ayuda aquí... sino por... -Se detuvo, buscando las palabras adecuadas. -Por hacerme ver las cosas de otra manera.
Ella sonrió, su mirada cálida.
-Ethan, solo hice lo que cualquiera haría. Pero recuerda, no importa lo que enfrentes allá fuera, tienes más fuerza de la que crees. -Su voz era suave, pero sus palabras llevaban un peso que Ethan no pudo ignorar.
Antes de que pudiera responder, un auto negro llegó al centro. Era Thomas, quien bajó del vehículo con su habitual eficiencia, listo para escoltar a su jefe de regreso a la ciudad. Ethan le dirigió una última mirada a Lily antes de girarse y entrar en el auto.
Mientras el vehículo se alejaba, Lily se quedó mirando hasta que desapareció en la distancia. Había algo en su partida que no le sentaba bien, como si este fuera el comienzo de algo mucho más grande.
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El tráfico hacia la ciudad era denso, pero Thomas había planeado todo con precisión. Mientras conducían, le informó a Ethan sobre los avances en la investigación.
-Señor Blake, hemos restringido la lista de sospechosos a tres nombres -dijo Thomas, entregándole una tableta. -Todos ellos tienen acceso a la información que Marcus Wheeler está usando. Estamos trabajando para reunir pruebas definitivas.
Ethan revisó los nombres con detenimiento. Uno en particular le llamó la atención: **Emily Harper, directora de finanzas.** Emily había sido contratada por él mismo hace años, y siempre había demostrado ser eficiente y leal. La idea de que pudiera estar involucrada le resultaba difícil de creer.
-Emily Harper está en la lista -comentó Ethan, frunciendo el ceño.
-Sí, señor. Tiene acceso directo a los contratos y los informes financieros. Además, ha tenido varias reuniones no registradas fuera de la oficina en los últimos meses.
Ethan cerró los ojos por un momento, intentando procesar la información. **Si Emily estaba involucrada, esto iba a ser más complicado de lo que pensaba.**
-¿Qué hay de los otros dos? -preguntó.
-Michael Torres, jefe de tecnología, y Patricia Lowe, analista de riesgos -respondió Thomas. -Ambos tienen acceso a información sensible, pero no hemos encontrado nada tan sospechoso como en el caso de Emily.
Ethan asintió, sus pensamientos girando rápidamente. **Necesitaba enfrentarse a esto de inmediato.**
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Cuando llegó a la oficina central, el ambiente era tenso. Los empleados lo miraban con una mezcla de respeto y nerviosismo mientras caminaba hacia su despacho. **Ethan Blake siempre había sido una figura imponente, pero después de semanas de ausencia, su presencia parecía aún más dominante.**
En su despacho, encontró a Emily esperándolo. Su expresión era tranquila, aunque parecía un poco sorprendida de verlo.
-Señor Blake, no esperaba verlo tan pronto -dijo, levantándose de su silla.
-El placer es todo mío -respondió Ethan con una sonrisa que no llegaba a sus ojos. -¿Cómo van las cosas?
Emily comenzó a hablar sobre los proyectos en curso, pero Ethan no estaba interesado en los detalles. **Quería observarla, captar cualquier señal de nerviosismo o engaño.**
-He oído que has estado ocupada con reuniones externas últimamente -comentó casualmente, cruzando los brazos mientras la miraba.
Emily parpadeó, sorprendida por el cambio de tema.
-¿Perdón? -preguntó.
-Reuniones externas -repitió Ethan. -Thomas me mencionó que has tenido varias en los últimos meses. ¿Algo importante?
Emily se enderezó, manteniendo la compostura.
-Solo reuniones con proveedores y socios estratégicos -respondió. -Nada fuera de lo común.
Ethan asintió lentamente, aunque no estaba convencido. Decidió no presionarla por el momento.
-Bien. Espero que todo esté en orden -dijo finalmente, permitiéndole marcharse.
Cuando Emily salió, Ethan miró a Thomas, que había estado esperando fuera del despacho.
-Mantén a Emily bajo vigilancia -ordenó. -Quiero saber con quién habla y a dónde va.
Thomas asintió, y Ethan volvió a sumergirse en los documentos que aún tenía pendientes.
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Esa noche, mientras revisaba los informes en su penthouse, recibió un mensaje anónimo en su teléfono. Era un correo electrónico, enviado desde una dirección desconocida. El asunto decía: **"No confíes en los que tienes cerca."**
Intrigado, Ethan abrió el mensaje. Contenía una serie de archivos adjuntos, con información que parecía confirmar que Emily estaba trabajando con Marcus Wheeler. **Pero también había algo más: un nombre que no esperaba ver.**
**Patricia Lowe.** Según los archivos, Patricia no solo había estado filtrando información, sino que también había recibido pagos directos de Marcus. Esto complicaba aún más las cosas. **Si Patricia estaba involucrada, ¿cómo podía confiar en alguien más dentro de su equipo?**
Ethan se levantó de su silla, mirando por la ventana hacia la ciudad iluminada. **Había estado rodeado de traiciones antes, pero esta vez era diferente. Esta vez, estaba dispuesto a hacer lo que fuera necesario para proteger lo que era suyo.**
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A la mañana siguiente, Ethan convocó a una reunión privada con Patricia y Thomas. Quería confrontarla directamente, pero sin alertarla de que tenía pruebas.
-Patricia, necesito que me expliques algo -dijo Ethan, mientras se sentaba detrás de su enorme escritorio de cristal. -¿Por qué has estado en contacto con Marcus Wheeler?
Patricia parpadeó, claramente sorprendida por la pregunta.
-¿Marcus Wheeler? -repitió. -No sé de qué me está hablando, señor Blake.
-No te hagas la desentendida -respondió Ethan, su voz gélida. -Tengo pruebas de que has estado recibiendo pagos de él.
El rostro de Patricia palideció, pero rápidamente intentó recomponerse.
-Eso es un error. Nunca haría algo así -dijo, su tono desesperado.
Ethan la observó detenidamente, buscando cualquier señal de verdad en sus palabras. Pero todo en su lenguaje corporal indicaba culpabilidad.
-Thomas -dijo Ethan, sin apartar la mirada de Patricia. -Acompaña a la señorita Lowe fuera de las instalaciones. A partir de este momento, queda suspendida hasta que termine la investigación.
Patricia intentó protestar, pero la voz autoritaria de Ethan no dejaba espacio para negociaciones. **Había tomado una decisión, y no iba a retroceder.**
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Horas después, Ethan recibió una llamada inesperada. Era Marcus Wheeler.
-Vaya, Blake, no pensé que llegarías tan lejos tan rápido -dijo Marcus, su tono cargado de burla.
-¿Qué quieres, Marcus? -preguntó Ethan, su voz firme.
-Solo llamaba para felicitarte. Eres más astuto de lo que recordaba. Pero ten cuidado, porque esto no ha terminado. Todavía tengo algunas cartas bajo la manga.
Ethan apretó los dientes, su rabia aumentando.
-Si crees que puedes derribarme, estás más loco de lo que pensaba -respondió. -Voy a encontrar cada una de tus debilidades y destruirte.
Marcus soltó una carcajada antes de colgar, dejando a Ethan con el teléfono en la mano y la determinación de no permitir que nadie más lo traicionara.
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La batalla estaba lejos de terminar, pero Ethan sabía que tenía una ventaja: **ahora estaba más enfocado que nunca.** Con Marcus revelándose como una amenaza directa y las piezas del rompecabezas comenzando a encajar, estaba listo para enfrentarse a lo que viniera, sin importar el costo.