El sonido del viento golpeando las ventanas de la oficina de Damián era como un recordatorio de que el mundo seguía girando, indiferente a los sentimientos que se desbordaban entre los muros de aquella sala. Valeria se encontraba de pie cerca de la mesa, el teléfono en la mano y una expresión que oscilaba entre la incertidumbre y el temor. El mensa