La luz de la ciudad se extendía por la ventana de la oficina de Marco, pero Valeria no podía ver más allá de la sombra que se cernía sobre ella. El peso de la presencia de Damián y Marco en la misma habitación se volvía cada vez más abrumador. Las palabras de Marco seguían resonando en su mente como un eco perturbador. La sospecha que había tenido