La noche envolvía la mansión Bourth, pero dentro del auto estacionado en la entrada, el ambiente era denso y cargado de emociones. Amatista, con las muñecas vendadas y el rostro marcado por los golpes, intentaba mostrar serenidad, aunque su cuerpo dolía con cada pequeño movimiento. Mateo, sentado a su lado, no podía ocultar su preocupación.
-De ver
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