Esteban y Lucas entraron a la clínica con sus rostros llenos de felicidad. El padre llevaba un hermoso ramo de flores y el pequeño, un oso de peluche para su hermana.
―Hola, preciosas, ¿cómo están? ¿Listas para irse a casa? ―saludó Esteban al entrar a la habitación y ver a madre e hija vestidas, esperándolos.
―El doctor ya viene, hay que terminar