Tomás entró al club y miró en todas direcciones hasta que encontró el objeto de su búsqueda; el hermano de Rosmeiry. Se encontraba junto a una mujer semidesnuda que se movía al ritmo de la cadenciosa música que reinaba en el lugar.
Se acercó a él, pero, antes de llegar, lo detuvieron dos hombres.
―Quiero ver a su jefe, él me está esperando ―dijo