Tal como me había imaginado, las chicas que habían solicitado irse a casa cambiaron de opinión cuando las aguas volvieron a su cauce. Ninguna de nosotras sabía exactamente quiénes habían sido las que lo habían pedido, pero había algunas -Celeste en particular- que estaban decididas a descubrirlo. De momento, seguíamos siendo veintisiete.
Según el