Capítulo 9 Fotografías

Desperté un tiempo después, pero me sentí en peligro, me revolví sin control, pues estaba hundido en la bañera de la primera casa de esta historia.

Saqué media parte de mi cuerpo fuera del líquido, que no era agua como yo pensaba, era sangre. Curiosamente en la última pesadilla había acabado igual, sumergido en sangre.

Abandoné por completo la bañera. Mojado completamente, observé aquel baño, estaba todo sucio, las paredes llenas de sangre, el espejo empañado, los objetos de cuidado personal y de aseso permanecían tirados por el suelo. El grifo del lavabo hacía salir gotas de agua de vez en cuando, el mismo lavabo estaba lleno de agua. Por último, el inodoro estaba invadido por una gran cantidad de vómitos, y pronto me llegó el olor propio de este elemento. Tuve que taparme las fosas nasales, pues era bastante desagradable.

Vacíe el lavabo, abrí el grifo y me eché agua en la cara, para estar más despierto, ya que acumulaba un enorme cansancio desde que empezó todo esto. Agaché mi cabeza y me quedé un minuto mirando para abajo, y posteriormente me observé en el espejo, deslicé mi mano sobre la superficie de este para limpiarlo y verme mejor.

Al principio solo me veía a mí, pero poco a poco el reflejo de aquel espejo fue cambiando, y acabó teniendo el aspecto del mundo del vacío, de aquellas pesadillas. Luego aparecieron varias sombras en las paredes, y con sus ojos rojos me hicieron sentir inseguro. Miré para detrás, pero todo estaba igual que antes, no había sombras, no había nada. Volví a mirar al espejo, y ahí volvían a estar, esos ojos rojos inquietantes. Entonces se apagó levemente la lámpara del techo, me quedé medio a oscuras, y con la compañía de aquellos seres tan inquietantes. No hacían nada, solo observaban, tal vez no fueran peligrosos, pero el hecho de no saber que eran, ni que podían hacer, me ponía muy nervioso.

De repente desaparecieron, y las luces del espejo empezaron a parpadear sin freno alguno. Sin dejar de mirar aquel espejo vi otra vez a esa criatura, la misma de la bata blanca, la misma que me dejó encerrado en aquella sala circular, la misma que no tenía mandíbula, y tenía todo su rostro deteriorado por intensas quemaduras.

Y ahora alguien golpeaba la puerta del baño brutalmente, intentando entrar, pero por suerte no lo consiguió y desistió, entonces todas las luces volvieron a comportarse de forma normal, sin parpadeos, pero el baño seguía teniendo el mismo mal aspecto de antes.

-Esta casa cada vez está peor ¿Por qué empeora después de cada pesadilla?- dije en mis pensamientos.

Más tranquilo decidí abandonar el baño, abrí la puerta y aparecí en el pasillo de siempre, cerca estaba la radio, sonaba una canción de Eminem, me encanta ese artista. Tras terminar la canción se escuchó el siguiente anuncio.

-¿Es usted fan de la saga de videojuegos Dead Space? Pues está de enhorabuena, en el parque de atracciones de Mantian City se acaba de inaugurar la montaña rusa inspirada en esta saga, no pierda el tiempo y pruebe la USG Ishimura, entradas en cualquier establecimiento autorizado.

-Dead Space, que recuerdos, creo que preferiría estar ahí que en este lugar.- pensé.

Y dicho esto la radio se apagó, y me dediqué a observar el estado de la casa, era horripilante. Las paredes tenían un número infinito de grietas, de ellas salían insectos, el suelo estaba completamente sucio por un líquido de tono carmesí. Las plantas tenían las hojas mirando para abajo. Las ventanas ya no eran de cristal, eran rejas metálicas y oxidadas. En ciertas partes de la casa había goteras de sangre. Los cuadros de la pared, que ahora eran más, estaban casi todos del revés, pero eso no era lo perturbador, lo impactante eran lo que mostraban, y en todos había el rostro de una mujer, tenía la boca abierta y parecía estar asustada, pues sus ojos estaban como platos y las manos se posicionaban al lado de sus mejillas. La fotografía era en blanco y negro, y como dije antes, estaba dentro de todos los cuadros y del revés también.

No entendí porque aparecían esas fotografías, la mujer no me resultaba familiar, de momento...

Me dirigí a la entrada, la puerta seguía cerrada, y no podía ver nada más que oscuridad a través de la mirilla, en el cenicero había aparecido otro cigarro, y aún desprendía humo. Había alguien en esta casa ¿Sería la mujer de la bata blanca? ¿Sería el gigante?

Sin explicación alguna vi como una llave se deslizaba por el suelo hasta llegar a mis pies, donde se detuvo, las recogí, y no era solo una llave, eran varias, seguramente serían de todas las puertas de la casa, alguien me estaba invitando a investigar completamente aquel lugar, y así hice.

            
            

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