Nimue apartó la mano de Luzbel lo más rápido que pudo cuando escuchó quién era. Pero no lo hacía porque no lo quería, solo estaba sorprendida. Siempre escuchó a su abuela decirle que en su mundo, había un Rey Alpha el cual era sanguinario y despiadado, que se había vuelto rebelde desde la muerte de sus padres, y que todos le temían.
A Luzbel le dolió ese gesto de miedo de parte de Nimue. Ella retiró su mano como si le quemara su tacto, y el no sabía la razón de su reacción, aunque tenía una leve sospecha de que ella había escuchado los rumores.
-Yo... yo debo irme, mi amiga me espera- dijo Nimue intentando alejarse de aquel lobo que para ella era el más terrorífico de todos, aunque ella lo veía pasivo, como un hombre normal, pero con la diferencia de que este si era hermoso en todo el sentido de la palabra. Al verlo sentado en aquella mesa, detalló cada facción de su rostro. Su pelo castaño claro, sus ojos grises y su piel blanca. El cuerpo tan definido que se veía que poseía aún con ropa; la volvió loca, todo el era un pecado andante.
-Espera...- el la tomo del brazo con suavidad y la miró con suplica, no quería que se fuera y lo rechazara. Él la quería, era suya, y se lo repetía a cada segundo en su cabeza- no te vayas, no me tengas miedo, por favor- Nimue lo miró a los ojos y algo dentro de ella se conmovió al ver la súplica en él. Tal vez no era tan malo después de todo, pensó ella.
-Yo...- ella no sabía que decir, quería saber más sobre ese hombre que tenía al frente pero tenía aún un poco de miedo- está bien, podemos sentarnos a hablar en alguna mesa- dijo ella mirando si había alguna vacía, y efectivamente, había una en el centro de las mesas al lado izquierdo.
Los dos caminaron hasta la mesa y tomaron asiento, uno frente a otro. Se miraron a los ojos por unos segundos hasta que Nimue bajó su rostro para ocultar sus mejillas ruborizadas.
-Entonces... qué edad tienes?- preguntó Luzbel para romper el hielo.
-Tengo 15- dijo ella de manera simple.
-Wow, eres muy joven, pensé que tenías más- respondió Luzbel con sus manos entrelazadas apoyadas en su mentón- yo... yo tengo 350- dijo temeroso, esperando una reacción de su mate.
-Pero si pareces de unos 20 o 21 años- ella estaba sorprendida, es como si no envejeciera.
-Si eso... pues los lobos no envejecemos hasta encontrar a nuestro mate, luego de encontrarlo, envejecemos 1 año cada 10- al escuchar esto, la chica se tensó. Pero no por la edad de su pareja, sino porque recordó lo que pasaría si encontraba a su mate- Estas bien?- pregunto Luzbel con tono preocupado, tomando sus manos que estaban sobre la mesa.
-Yo... si, estoy bien. Es solo que estoy cansada y me quiero ir a casa- mintió.
-Sabes que no se nos puede mentir, cierto?- ella no entendió- escucho tu corazón, sé que mientes. Te sientes incómoda por mi edad?-
-Qué?! No... no no, claro que no. No es nada de eso- respondió de manera rápida la chica- yo... si quieres podemos vernos mañana, pero hoy tengo algo que hacer luego de llegar a casa- eso si era cierto. El la observo por un poco más de tiempo para luego aceptar su propuesta, al menos la vería de nuevo.- Quieres mi número para así poder quedar?- preguntó ella.
-Claro! Cuál es?- Luzbel estaba emocionado, y se le notaba de lejos. El le dio su teléfono para que anotara el número, y ella así lo hizo.
Su hermana que de lejos observaba a su hermano, tenía una sonrisa en la cara, al fin su hermano había encontrado a su pareja y se le veía feliz, ya dejaría de ser un amargado y aburrido.
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Luzbel se ofreció a llevar a Nimue a casa, y también tuvo que llevar a su amiga Mery, la cual no dejaba de mandarle miradas interrogantes a la bruja que iba en el asiento del copiloto. Iban a una velocidad considerable, pero Luzbel quería pasar más tiempo con la chica, así que optó por llevar a la amiga primero y así lo hizo. Luego de dejar a Mery en casa, tomaron rumbo hacia la casa de Nimue.
Ella estaba nerviosa, estaba completamente sola con su pareja y no dejaba de pensar en lo que se iba a desatar.
°Entonces cuando será que despertarán mis otras partes ahora que lo encontré?°
Su cabeza era un mar de preguntas, y no tenía la respuesta a ninguna, por eso debía hablar con su abuela y su tía al llegar a casa.
Ella iba dándole las indicaciones hacia su hogar, hasta que al fin llegaron. Luzbel no aguantaba la cercanía de ambos, quería besarla, aunque fuera solo un beso de dos segundos, quería sentir sus labios en los suyos.
-Bueno... gracias por traerme- ella lo miró y notó que el la estaba observando fijamente. Miró sus ojos y notó su gris eléctrico para luego bajar a sus labios, ella también sentía ganas de besarlo, ambos tenían esa conección que se palpaba en el aire, pero debía romper el momento- nos veremos mañana entonces?
-E... yo... claro, si. Mañana nos veremos, te llamaré- dijo Luzbel saliendo de su trance.
-Bien, ve con cuidado- ella se atrevió a darle un beso en la mejilla como despedida para luego salir del auto, pero eso hizo que a Luzbel se le fuera toda la resistencia que estaba ejerciendo para no besarla, y estampó sus labios con los de ella en un beso tierno.
Ambos se sentían en las nubes, era lo más exquisito que habían probado en sus vidas, y solo era el comienzo.