OMNISCIENTE.
Aun en aquella habitación, con el aire cargado de tensión y latidos desbocados, Mery tenía su vista fija en la chica a la que alguna vez llamó mejor amiga. Su semblante serio daba a demostrar que no iba a dar su brazo a torcer, pero por dentro lo que sentía era un mar de emociones que no sabía cómo ordenar.
-Mery, cariño, ¿Qué fue