OMNISCIENTE.
Entre tanto asombro, a Nimue se le olvidó hacer una reverencia hacia la diosa frente a ella.
-¿Qué...? Yo... ¡Ay por la diosa!- tapó su boca con sus manos por su asombro y sus ojos abiertos a la par no despegaban la vista de aquella mujer tan hermosa.
-Si, cariño, esa soy yo- sonrió divertida y una loca idea pasó por la mente de la