Capítulo 10 Nueve

-Ya estamos- Avisa Dominic.

Chris y yo nos dedicamos una mirada significativa, pero ninguna de las dos dice nada. Creo que es mejor que no lo hagamos, que sólo le sigamos la corriente y ya. No me costó convencerla tanto como creía. Enseguida aceptó cuando le dije que no quería estar sola con él y con su amigo, así que se lo agradezco mucho.

Al final el evento se retrasó unos días por problemas técnicos, según Dominic, así que aquí estamos... A día siete de diciembre. Ya hace bastante frío por estas fechas, pero por suerte Savyrgo es la zona en la que más suave es el tiempo, pues es la que se encuentra más al sur. Eso sí, en verano hace demasiado calor, lo he podido comprobar demasiado bien en la década que viví allí.

El carruaje que nos transportaba finalmente se detiene frente a una mansión de aspecto ostentoso en colores negro y blanco. Parece una especie de castillo modernizado, y está rodeada por extensos terrenos verdes y un bosque atravesado por un riachuelo de aguas cristalinas. Hasta la construcción llega un camino empedrado, que termina en las escaleras de la entrada principal.

El lugar es inmenso y me queda claro que la familia que vive aquí es extremadamente rica. No deben poseer mucha menos fortuna que la familia real, aunque no me extraña teniendo en cuenta que uno de sus miembros es amigo del príncipe heredero. No se podía esperar que alguien como Dominic, que se cree tan superior a todos, tuviese una relación de amistad con un chico de rango muy inferior al suyo.

El cochero nos abre la puerta, ofreciéndonos ayuda para salir a mi prima y a mí, la cual aceptamos, pues ninguna queremos hacer el ridículo tropezando y cayendo al suelo frente a esta gente.

Me aliso el vestido de color azul oscuro y manga larga que me he puesto para la ocasión. Mamá insistió en que debía vestir elegante, así que escogí ese atuendo combinado con unos pendientes dorados y unos zapatos de tacón bajo. Por encima me puse un abrigo fino, pues la tela del vestido es bastante gruesa, pero no sé si lo suficiente como para resguardarme.

Mi prima, en cambio, ha escogido un vestido en color malva, un poco más atrevido que el mío. Tiene algo de escote y una abertura en la pierna izquierda, que deja entrever la piel hasta el inicio del muslo. Lo ha combinado con unos pendientes de plata y unos tacones del mismo color.

En la puerta de la mansión se encuentran dos guardias personales de la familia verificando el acceso, y ya se puede escuchar perfectamente desde aquí el bullicio del interior.

-¿Cuántas personas hay dentro?- Le pregunto a Dominic. -Pensaba que era un evento más... privado.

-Unos cuantos amigos y conocidos- Dice sin más.

Normalmente preferiría no estar con tanta gente que no conozco, pero... Quizás en este caso sea bueno, porque Dominic y su amigo tendrán que atenderlos y estar pendientes de ellos. Así que no podrán dedicarnos tanto tiempo a nosotras y nos dejarán en paz.

Nos adentramos en la sala principal de la mansión, y puedo comprobar que efectivamente hay un gran número de invitados, distribuidos en bastantes pequeños grupos. Sujetan sus copas, que contienen una bebida que no identifico, y mantienen animadas conversaciones entre sí. No parece haber mucha separación por sexos, casi todos los grupos son mixtos.

La familia ha contratado a un grupo de músicos para que amenicen la velada, camareros que trasportan bandejas con copas y se las ofrecen a los invitados, y hay varias mesas llenas de comida que reponen cada poco tiempo. Lo que más me llama la atención son los postres, pues tienen tartas bastante exóticas y de colores vistosos. Son ciertamente extrañas, y algunas son tan bonitas que casi da pena coger un trozo.

-La comida me acaba de alegrar la tarde- Comenta Chris en mi oído. -Los ricachones estos tienen buen gusto.

Asiento con la cabeza, pues en eso tiene razón. Casi puedo anticipar que no me caerán bien, pero... Su comida sí que va a agradarme.

Sólo unos segundos son necesarios para que la gente comience a percatarse de nuestra presencia, pero todos lo hacen cuando los que asumo que serán los padres del amigo vienen hacia nosotros. Bueno, hacia Dominic. El duque le da un apretón de manos y la madre un cálido abrazo.

-Dominic, querido, qué gusto verte de nuevo- Saluda ella con una sonrisa.

Deduzco que lo conocen desde que era un niño, ya que no utilizan el término de respeto.

-No podía perderme la fiesta.

Un chico se abre paso entre la gente para llegar hasta nosotros. Aparenta unos veintidós o veintitrés años, así que supongo que se tratará del amigo de Dominic.

-Dom- Lo abraza también. Debe ser un amigo muy cercano si usa ese apodo.

-Rob- Corresponde él.

Enseguida se separan y se dan la vuelta hacia nosotras. El tal Rob me mira brevemente y luego analiza concienzudamente a mi prima. No sé qué le habrá dicho Dominic, pero teniendo en cuenta que insistió bastante en que viniese... Me lo puedo imaginar. Ella está soltera y seguramente crea que es ideal para su amigo, pues su padre es uno de los hombres más influyentes de Velstand. Y además, cuñado del rey.

Los duques también la observan con interés, lo cual confirma mi teoría. Están estudiando a la que consideran como una buena opción para su hijo.

-Ellas son Haley Antilles y Christine Bengala- Nos presenta el príncipe.

-Robert Leonteva- Nos da un beso en el dorso de la mano a cada una, cosa que también hace su padre después, que al parecer tiene el mismo nombre.

-Imagino que vuestra presencia aquí significa que los acuerdos marchan bien, Alteza- Asume la duquesa, mirándome.

-Así es- Responde Dominic por mí. -Mi padre y el suyo ya firmaron por fin el acuerdo. Sólo resta el anuncio oficial, pero... Podemos darlo por hecho. Velstand y Savyrgo se convertirán de nuevo en reinos hermanos, como siempre ha sido.

-Esperemos que el acuerdo también se ratifique de manera más profunda en un futuro, garantizando que la unión se mantenga durante generaciones- Añade ella.

¿De manera más profunda?¿A qué se refiere?

-Así será- Confirma Dominic. -Nos encargaremos de ello.

-Si nos disculpáis, debemos continuar ejerciendo de anfitriones- Anuncia el duque. -Espero que no lo toméis como un desplante, señoritas.

-No, descuiden- Dice mi prima.

-De todas maneras, os dejamos en buena compañía- La duquesa nos dedica una sonrisa ladeada y luego se marcha junto a su marido.

"Buena compañía". Creo que no estoy de acuerdo con eso, tengo otra definición más acertada de buena compañía, pero está claro lo que quieren. Dejarles vía libre a su hijo y a Dominic, pues apenas han hablado con nosotras.

Al principio creo que nos van a presentar a alguien más, quizás algún otro amigo o amiga, pues hay varios que no nos quitan la vista de encima. Pero no parecen estar precisamente por la labor de hacerlo, porque sus atenciones se concentran sólo en nosotras. Está claro que tienen un plan muy claro y no van a dejar que nada lo arruine.

Estoy segura de que Chris también se ha percatado de ello y ahora debe estar maldiciéndome por haberle dicho de venir. El tal Robert no es nada feo, pero no es su tipo de hombre, teniendo en cuenta lo que me ha contado sobre sus gustos. Además, no parece que lo vaya a compensar con una gran personalidad.

Es lo mismo que ocurre con Dominic. Es medianamente guapo, pero no es de mi estilo, y luego su comportamiento deja mucho que desear. Compadezco a la mujer que se vaya a casar con él, salvo que ella tenga el mismo carácter. Sería la única forma en la que lo soportaría.

Sé que probablemente la mayoría de personas que nacen en una familia muy acaudalada o directamente dentro de la realeza son así. Desde el inicio les dicen que están por encima de todo el mundo, y eso al final acaba afectando mucho a la personalidad, pues te convierte en alguien insoportable. Es por eso que me alegro de que mis amigos no provengan de una de estas familias.

En mi familia las circunstancias son obviamente distintas después de todo lo de Thomas, así que sería demasiado extraño que nos comportásemos así. De todas maneras, aún cuando vivía con mi familia cuando era niña y todo estaba bien... No recuerdo ser así. Quizás es porque era pequeña.

-Bueno, creo que deberíamos ir a un sitio más privado- Propone Robert.

-Está bien, pero... ¿Podríamos comer algo primero?- Indaga mi prima. -Estoy hambrienta y creo que Haley también.

-Por supuesto- Nos guían hasta una de las mesas y cogemos unos platos para recolectar un poco de comida.

Tardamos el máximo tiempo posible, fingiendo que estamos indecisas. Chris y yo nos miramos de reojo varias veces, intentando pensar en alguna forma de librarnos de lo que está a punto de suceder, pero no encontramos ninguna. O al menos no ninguna con la que pudiésemos escaquearnos ambas por más de unos minutos sin resultar maleducadas o desagradecidas.

Los amigos nos guían hasta unos sofás de terciopelo que se encuentran un poco apartados. Cuando caminamos hacia allá siento la mirada de alguien sobre nosotros, y me doy la vuelta disimuladamente para comprobar que se trata de una chica. Aparenta quizás un año o dos más que yo, y está en el grupo que conversa con los duques.

-¿Quién es ella?- Pregunto para desviar el tema de conversación.

Los dos centran su atención en la chica, y me parece que Dominic se tensa durante un breve momento.

-Es la primogénita de los marqueses que se encuentran junto a mis padres. Siempre han tenido negocios juntos, así que nos conocemos desde niños.

¿Y eso qué tiene que ver con Dominic? Porque me ha dado la sensación de que nos miraba mal a él y a mí. Especialmente a mí.

-¿Y tú no la conoces?- Lo presiono cuando nos acomodamos.

-¿Por qué lo preguntas?- Eleva una ceja con sospecha.

-Porque nos ha mirado a mí y a ti. Desde luego que parecía que ella te conocía.

Ambos se mantienen pensativos durante unos segundos, tratando de encontrar una buena excusa.

-Sí la conoce- Confiesa Robert al final. -Bueno, si quieres saber la verdad... Está enamorada de él.

-¿En serio?

-Sí, pero yo no estoy interesado en ella- Aclara enseguida el príncipe.

-Pero eso ella no lo acepta, por eso os ha mirado así, porque está celosa.

Está celosa cuando a mí no me interesa en absoluto Dominic, pero claro, eso ella no lo sabe.

-Pero bueno, no hablemos de ella- Trata de redirigir el tema de conversación.

-¿Al final no habrá lanzamiento de cuchillos y acrobacias con caballos?- Lo interrumpe mi prima.

-Claro que sí, pero será más tarde- Le contesta su pretendiente.

-¿En serio sucederá de verdad? Yo pensaba que sólo era un alarde para impresionarnos. Me cuesta creer que alguien pueda hacer eso...

-Claro que podemos y me ofende que lo dudes.

-¿Los cuchillos los lanzáis a dianas?- Pregunto yo, aprovechando el tema que sacó para evitar que nos revelen más de sus intenciones con nosotras.

-La mayoría de veces sí, pero otras veces los lanzamos a muñecos. No es por presumir, pero somos bastante buenos- Dice Dominic. -Llevamos haciéndolo desde que éramos niños, así que... Hemos adquirido bastante experiencia.

-¿Y nosotras podemos lanzar?- Cuestiono con algo de esperanza, porque esa es una actividad que sí me gustaría probar.

Ambos me observan con incredulidad, parpadeando rápidamente, pues está claro que no se esperaban esa petición para nada.

-Ehhh...- Dominic duda. -Es que es algo que hacen sólo los hombres tradicionalmente. Las mujeres suelen estar mirando y apoyando.

O sea que son de ese tipo de familias que por algún motivo creen que las mujeres son muñecas de cristal que no pueden hacer nada aparte de lucir lo más hermosas y perfectas posible. Como unos simples adornos que hay que admirar.

La palabra "apoyando" es clave para entender cómo nos ven este tipo de hombres. Ellos son los protagonistas de sus propias historias y nosotras somos sólo personajes secundarios. Nuestro deber es apoyar a nuestro marido y no importa que queramos tomar un papel más relevante, que queramos hacer algo con nuestra vida aparte de casarnos, pues ellos no lo entienden. Creen que hemos nacido para esto.

Ninguno de los dos dice nada, pues está claro que no les agrada la idea de que Chris y yo lo intentemos. Prefieren que nos sentemos junto al resto a ver cómo ellos lo hacen. No pueden arriesgarse a que a alguna de nosotras se le dé bien y que, con la práctica suficiente, los superemos. No soportarían que una mujer fuese mejor que ellos.

Lo que piensan de nosotras se refleja también en la insistencia de Dominic hacia mí. Creo que he dejado claro que él no me interesa durante más de un mes, pero le da igual. Mi opinión no le importa y cree que puede convencerme para que él me guste, porque lo único relevante aquí es que él me ha elegido.

Lo mismo va a suceder con su amigo y mi prima Chris. Ellos nos han escogido por nuestras posiciones y nuestra apariencia física, pero seguramente no les cabe en la cabeza que a nosotras no nos atraigan ellos.

-No es que creamos que lo vais a hacer mal- Intenta arreglarlo Robert. -Es que simplemente no es lo normal y podríais haceros daño.

No nos haríamos daño si nos enseñaran a hacerlo, pero eso ni siquiera se lo plantean.

-Exacto. Las mujeres sois más... delicadas- Dice Dominic, pero parece que quería usar otra palabra.

¿Delicadas? Realmente quiere decir débiles, lo cual es increíble. Hay hombres que verdaderamente piensan que las mujeres somos débiles. Alguien débil no sería capaz de parir ni de pasar por un embarazo. La verdad, me gustaría verlos en ese estado, porque estoy segura de que estarían quejándose todo el rato y serían insoportables.

Además, si las mujeres fuésemos débiles, yo no habría sobrevivido a la tortura de Thomas. Me molesta mucho que tengan esa opinión sobre nosotras, cuando es completamente falsa. Quizás tengamos menos fuerza física, pero desde luego que no somos más débiles ni inferiores a ellos.

-Yo no creo que sea así- Discute mi prima.

-Escucha... No estamos diciendo nada malo- Robert se encoge de hombros. -Ser delicada no es malo y es necesario para que exista un equilibrio en el mundo.

-¿Qué equilibrio?- Pregunto yo.

-Bueno, ya sabes... Los hombres tienen que ser fuertes porque tienen que cuidar a su esposa y a sus hijos. Nuestro deber es proveer y proteger, por lo tanto no tendría sentido que las mujeres fuesen igual de fuertes e hiciesen las mismas cosas, porque su deber es otro.

-Hay mujeres que no quieren casarse ni requieren de la protección de un hombre- Les recuerdo.

-Que hagan lo que quieran, pero están actuando contra su naturaleza- Suelta Dominic sin reparo alguno.

No me creo lo que estoy escuchando, y que encima nos lo estén diciendo a la cara. ¿Se puede tener menos vergüenza? Pues menos mal que pretendían conquistarnos.

Estoy a punto de replicar, pues no pienso dejar pasar esto, quiero ponerlos en su lugar. Por desgracia, la duquesa me interrumpe antes de que pueda hacerlo. Maldita sea.

-Dominic, ¿Puedes venir?- Pide ella, mostrando una expresión de inquietud y nerviosismo.

-¿Ha ocurrido algo?- El mencionado se levanta preocupado.

-Sí- Responde la mujer, decidiendo no dar más detalles, probablemente debido a nuestra presencia. Si estuviera a solas con su hijo sí que se lo diría.

Él no la interroga más y la acompaña sin dudar a paso rápido. Robert se levanta también y decide ir tras ellos, sin preocuparse de despedirse de nosotras o decir algo. Se ve que la educación la pierden en ciertas circunstancias.

Chris y yo nos quedamos completamente solas, bastante sorprendidas por lo que acaba de suceder y sin entender nada.

-¿Qué ha...?- La miro. -¿Qué acaba de pasar?

-Ni idea, pero nos hemos librado de ellos, al menos por el momento. Si seguían soltando esa sarta de estupideces... Íbamos a tener una tragedia.

-Qué caras más duras las suyas- Ruedo los ojos.

-Lo único bueno de haber venido es que he probado esta tarta roja que está riquísima. He decidido que es mi nueva tarta favorita y la quiero para mi cumpleaños.

-Tu cumple es en junio, para entonces ya te gustará otra.

-Claro que no, esta vez será diferente.

-Ya.

-¿Qué crees que habrá pasado?- Observa el camino por el que se fueron. -Tengo mucha curiosidad.

-Yo también, pero la verdad es que no me preocupa, salvo que sea algo que le afecte a nuestra familia.

-Quizás estemos en peligro.

-No creo, todo el mundo parece comportarse de manera normal- Miro a donde se encuentran todos los invitados.

Los únicos que han desaparecido, así a simple vista, son los duques, Dominic y Robert. Nos levantamos aprovechando su ausencia y vamos a servirnos unos zumos que vimos antes. La gente nos mira bastante, pero no se acercan a nosotras en ningún momento. ¿Se lo habrán prohibido o simplemente prefieren mantenerse al margen?

Volvemos a coger un trozo de tarta, porque las raciones son bastante pequeñas, ignorando todo a nuestro alrededor. Ya que nos han hecho venir a un lugar lleno de desconocidos... No creo que les importe que comamos de más.

Chris está untando una salsa extraña en un panecillo cuando somos sorprendidas por Dominic.

-Nos vamos- Ordena sin dar lugar a réplicas.

-¿Qué?¿Por qué?- Esto sí que es extraño.

-Hay problemas- Responde enigmático, no queriendo dar ninguna pista.

-¿Tiene que ver con nuestra familia?

-No, no tiene que ver con ellos- Me tranquiliza. -Pero tengo que irme y no voy a dejaros aquí, sobre todo porque Rob viene conmigo.

Su amigo llega en ese momento, mordiéndose el labio con nerviosismo.

-Venga, poneos el abrigo- Nos apremia el príncipe.

Le hacemos caso y nos llevan casi corriendo hasta el carruaje. Me tropiezo con las piedras del camino y no me caigo sólo porque Chris me sujeta a tiempo.

-¿Pero qué ocurre?- Intento averiguar algo cuando los cuatro nos sentamos dentro y el transporte comienza a avanzar.

Dominic se da pequeños golpecitos en el muslo y no parece haber escuchado mi pregunta. Tiene la mente en otra parte.

-Dominic- Capto su atención chasqueando los dedos, y esta vez sí se mira.

-Me han robado- Revela después de unos segundos de silencio.

-¿Cómo que te han robado?

-Yo tengo un patrimonio como heredero bastante alto- Explica con impaciencia. -Este consiste en dinero, propiedades, obras de arte y en general bastantes objetos de lujo.

-Entiendo.

-Gran parte del dinero, los cuadros y los objetos estaban almacenados en mi propiedad más grande, en una especie de sótano oculto. Sólo el personal de la mansión y los guardias tenían conocimiento de su existencia y se han encargado de protegerlo todo sin problemas durante muchos años.

Trago saliva, tratando de procesar la información y calculando el posible valor monetario de todo lo que se encontraba en ese sótano.

-Se lo han llevado todo- Dice con furia. -Absolutamente todo.

-¿Cómo es posible?

-Debió ser durante la noche. Un guardia entró por la mañana y se encontró con la estancia vacía, así que enseguida partió hacia aquí para avisarme de lo sucedido. Ya han interrogado al personal, y todos tienen buenas coartadas.

-¿Y qué vas a hacer?

-Iré allí en persona y luego hablaré con mi padre sobre lo que debe hacerse al respecto.

Mi prima y yo nos miramos con cautela. Esto es algo que ninguno esperábamos y, a juzgar por el estado de angustia en el que se encuentra Dominic... Es algo que no se imaginaba, una situación para lo que no se había preparado. Por primera vez desde que lo conozco parece como perdido, su confianza normal ha desaparecido y ahora se asemeja a un niño asustado.

Yo tengo demasiadas preguntas. ¿A cuánto ascenderá el valor de lo que le han robado?¿Cómo se lo habrán robado sin dejar rastro ni pistas? Y lo más importante de todo... ¿Quién lo habrá hecho? Porque robarle a un príncipe es casi un suicidio para la mayoría de personas. Especialmente a uno que ahora cuenta con una alianza con otro reino, porque estoy segura de que mis padres querrán ayudarlos con lo sucedido.

Lo único que me queda claro es que esto ha sido un atentado importante, muy importante, y evidentemente tendrá consecuencias. Espero que el perpetrador se haya preparado para ellas, o que al menos se haya asegurado de que no lo descubran, porque sino lo va a pasar muy mal.

            
            

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