Capítulo 3 Dos

Vuelvo a mirar la pequeña caja rectangular una vez más, sin tener ni idea de qué es lo que he de hacer a continuación. Debería abrirlo, ¿Verdad? Pero algo me dice que no debería hacerlo aquí frente a todos. No sé, siento que es algo que debería ver yo sola, aunque no tengo ni idea de cómo voy a convencerlos para que acepten quedarse sin saber lo que se encuentra en su interior.

Trago saliva y me armo de fuerzas antes de cerrar la puerta y encaminarme de nuevo al salón.

-¿Quién era?- Pregunta Emma, posando la vista de inmediato en el objeto que sostengo en mis manos.

-No lo sé. Era un hombre encapuchado, pero no me ha revelado nada, sólo que venía de parte de alguien. Y que ese alguien quería que yo recibiese esto- Lo alzo para que todos lo vean bien.

-¿Pues a qué esperas?- Cuestiona Liam. -¡Ábrelo!

-Bueno, ya lo abriré luego, cuando esté sola.

-¡¿Qué?!¡¿No piensas enseñárnoslo?!

-Primero necesito saber qué es y luego decidiré si podéis verlo. Además, si me lo ha traído hoy es que es un regalo de cumple.

-Haley, compartir es vivir.

-Si no quiere que lo veamos, déjala- Me apoya Jason. -A mí también me gusta tener privacidad a veces, pero veo que eso no va contigo.

-Discúlpame por no ser un amargado y tener curiosidad por saber lo que le han regalado a mi amiga.

-Claaaro, ahora respetar las decisiones de los demás es ser amargado. Creo que tienes los conceptos confusos.

-¿Yo? No, yo tengo las cosas muy claras, te lo aseguro.

-Al igual que yo.

-Ya- Liam enarca una ceja. -Seguro.

-Bueno- Los interrumpo antes de que Jason tenga la oportunidad de replicar. Estos dos se acaban de conocer y ya se llevan como el perro y el gato. -Voy a guardarme esto.

-Pero...- Empieza a reclamar mi prima.

-Pero nada, está decidido.

Se alzan varias voces de protesta, pero yo las acallo todas porque sé que lo mejor es que lo vea en privado. Me preguntarán por ello, pero puedo decirles lo que me convenga. En circunstancias normales no les mentiría, no tendría por qué. Pero en este caso tengo una intuición sobre quién puede ser el remitente del paquete y... Si se confirma, no quiero que lo sepan.

Charlamos durante un rato más, pero la curiosidad me está matando, así que opto por irme antes de la cuenta. Los guardias me acompañan y cuando llego al Palacio está ya todo el mundo acostado, pues es casi la una de la madrugada.

Con los nervios a flor de piel cierro la puerta de mi dormitorio, sintiendo que estoy haciendo algo malo. Y probablemente lo esté haciendo, es decir... He recogido el paquete de un extraño y ahora lo voy a abrir a escondidas.

Busco unas tijeras y me siento encima de la cama con el objeto sobre mis muslos. Voy cortando los rebordes y finalmente extraigo una caja de terciopelo rojo bastante estilizada y un sobre negro.

Mi primer impulso es abrir la cajita, pero decido leer primero la carta para entender, así que despego el sobre con cuidado, sin romperlo. Una inevitable sonrisa se hace presente en mi rostro cuando comienzo a leer.

Princesa valiente:

¿Creías que me iba a olvidar de tu cumpleaños? Lastimosamente no voy a poder verte ese día porque me es imposible abandonar el reino tan pronto, hay demasiadas tareas por hacer. Pero espero sinceramente que esto sirva para compensarte por mi ausencia, ya que debe ser terrible no poder contar con una persona tan grandiosa como yo en tu día especial. No me lo puedo imaginar, yo en tu lugar estaría llorando desconsolada.

Incluso escribiendo es increíblemente egocéntrico, es impresionante, aunque muy característico de él. Si no lo fuese me extrañaría y pensaría que está enfermo.

En fin... Aparte de eso, espero que estés bien y que los Antilles no hayan sido muy pesados contigo, especialmente tus padres. Confieso que también espero que sus comentarios sobre mi apellido no te hayan convencido de odiarme de nuevo, pues eso sería terrible. Me vería obligado a hacer algo para cambiarlo y mi agenda está excesivamente apretada ahora, pero tengo hueco para emergencias.

Como ya te avisé, no te vas a librar de mí, así que espero que ni lo intentes o que no hayas pensado seriamente en ello, porque no va a suceder. Mi enviado te dijo que podías responderme o no, pero si no me respondes daré por sentado que me odias y tendré que actuar en consecuencia. Suena como una amenaza, pero no lo es, porque si vuelves a verme como tu enemigo significa que te manipularon y yo sólo te estoy ayudando a ver la realidad, más allá de la perspectiva completamente errada de tu familia y compañía.

Es cierto que mi familia ha hecho muchos comentarios malintencionados sobre toda la familia Larssen en general, pero en especial sobre él. No entiendo por qué le tienen tanta inquina, si él no nos ha hecho nada malo. Además, sin su ayuda no podríamos estar todos juntos ahora, pues sin sus tropas no habríamos podido vencer a Thomas. Comprendo que no le tengan simpatía por ser un Larssen, pero... No sé. Su odio hacia él me resulta excesivo.

Pero bueno, confío en que las cosas continúen tal y como las dejamos el último día que nos vimos, sobre todo para que puedas disfrutar de tu regalo. En cuanto a eso... Antes de leer esto abre la caja, porque te voy a explicar por qué he escogido lo que he escogido y no quiero chafarte la sorpresa. Así que venga, ábrelo.

No espero más y le hago caso, abriendo la cajita con rapidez. Abro la boca y los ojos de par en par cuando observo por primera vez lo que se encuentra en su interior.

Se trata de un collar, pero no es un collar cualquiera, eso desde luego. Lo primero que resalta a mi vista es la brillante esmeralda grande en forma de gota que cuelga, que debe tener unos tres centímetros de largo, aproximadamente. Es preciosa, sobre todo por la manera en la que ha sido tallada, y me deja completamente fascinada. El resto de la cadena está llena de esmeraldas también, pero estas son más pequeñas, y hay unas diez a cada lado.

La piedra preciosa principal está engarzada en un pequeño soporte de lo que parece ser... ¿Oro? Y no sólo eso, la cadena del collar también parece estar fabricada en el mismo material, pero no es exactamente oro amarillo, posee un color más meloso. Pero eso es imposible, una joya fabricada con tal cantidad de oro y esmeralda es carísima.

Decido continuar con la carta para que me confirme que no es eso, que sólo lo parece.

¿Ya lo has visto? Verás, es que cuando estaba pensando en tu regalo me vinieron a la mente tus ojos y en ese momento supe exactamente lo que quería. Algo que por su constitución me recordase a ellos y los representase a la perfección. Así que hablé con el joyero real y le expliqué lo que deseaba que fabricase.

Para empezar, el colgante estaría formado por esmeraldas debido al verde que domina gran parte de tus iris, y también por los reflejos de color verde oscuro que poseen las esmeraldas pulidas, igual que el que tienes tú en la parte externa. Y bueno, luego le pedí que hiciese la cadena y los soportes con oro rojo, porque creo que ese color es muy parecido al que tienes alrededor de la pupila.

Sí, son esmeraldas y oro, no me lo puedo creer. ¿Pero a este hombre qué le pasa?¿Está loco?¿Cómo se permite gastarse tanto? No me parece bien, no lo puedo aceptar.

Pero bueno, corrígeme si me equivoco (No me equivoco, tus ojos son de esos colores). Esa es básicamente la descripción del regalo, espero que te guste (Si no te gusta deberías replantearte tu salud mental). La verdad es que me encantaría poder estar ahí para ver tu reacción, pero... El deber me llama.

En fin, espero que no intentes devolverlo por alguna razón que no comprendo, porque mi enviado tiene órdenes estrictas de no aceptarlo, así que no te molestes en intentar hacerlo. Y bueno, creo que eso es todo lo que necesitaba decirte. Como ya te habrá explicado el mensajero, tienes su dirección escrita dentro de la caja, así que espero que la uses y me escribas tu respuesta, porque estaré esperándola.

Sinceramente,

Alexander Larssen

Niego con la cabeza sonriendo, porque lo de este hombre ya no tiene nombre. Me compra un regalo carísimo y encima me prohíbe devolverlo. Y también dice que si no me gusta es que estoy loca, aunque creo que tiene razón. Si a alguien no le encanta esta preciosidad es que está chiflado, definitivamente. Es imposible que lo veas y pienses que no es una maravilla.

Me levanto y camino hasta el espejo del tocador para probármelo y ver cómo me queda. Me cuesta un poco, pero por fin consigo engancharlo y observar mi imagen. Estoy... increíble. Es decir, es una joya que perfectamente podría portar una reina, y así es exactamente como luzco en estos momentos.

Además, Alexander tenía razón, combina bastante bien con el color de mis ojos y también con el de mi cabello. No me imagino lo bien que quedará sobre mi cuello y escote cuando use un vestido más formal.

Me lo quito con sumo cuidado y lo guardo de la misma manera dentro de la cajita en la que ha venido. Tengo demasiado miedo de que se me caiga o que le pase algo malo, pues es valiosísimo. No sólo en lo económico, tengo que reconocerlo. También lo es porque viene de parte de Alexander.

Saber que se ha tomado el tiempo de pensar y preparar esto con lo ocupado que está... Me hace sentir demasiadas cosas. Cosas en las que es mejor no profundizar, porque no saldré bien parada. Sé que no está bien, nada de esto lo está, pero me hace sentir de una manera en la que jamás me había sentido. Si no fuese así... me alejaría de él y no continuaría con esto.

Voy a responderle, lo sé perfectamente, y aunque me hubiese dado la opción de no hacerlo lo haría. Primero porque quiero agradecerle, segundo porque quiero saber cómo está ahora que todo el peso de un reino ha caído sobre sus hombros. Y tercero, porque quiero contarle cómo estoy yo y desahogarme, pues siento que puedo hacerlo con él. Siento que no va a juzgarme.

Guardo la cajita bien para que no la encuentren cuando yo no esté y se la lleven, porque prefiero estar yo cuando lo vean para dar las explicaciones pertinentes. Que bueno, no tengo ni idea de lo que voy a decir al respecto y cómo voy a explicar que tengo algo tan caro en mi posesión. Algo que sólo pueden regalar reyes, príncipes y quizás nobles de máximo rango.

Les puedo decir que viene de un admirador secreto, pero van a querer investigar quién es, porque es alguien que claramente tiene poder y riquezas. Suspiro y me desvisto para acostarme. Bueno, ya pensaré en la excusa perfecta cuando me lo vaya a poner, porque esta joya está hecha para llevarla en ocasiones extremadamente especiales.

Me duermo con rapidez, cosa que me sorprende bastante, y me despierto a la mañana siguiente con unos golpes fuertes en la puerta.

-¡Haley!- Reconozco la voz de Claire.

-¿Qué ocurre?- Pregunto con la voz ronca, cubriéndome el rostro con la almohada.

-La señorita Emma te está esperando abajo- Informa.

-Mmmmm... Dile que suba.

-¿Seguro?

-Sí.

Un par de minutos después aparece Emma por la puerta y se cruza de brazos, elevando una ceja cuando me mira.

-¿Qué?- Pregunto, haciéndome la tonta.

-Sabes perfectamente a qué he venido.

-No era nada importante.

-Claaaaro. Te llega un paquete de un desconocido el día de tu cumpleaños y seguro que no era nada importante. Un desconocido que evidentemente no es un desconocido, porque si lo fuese no te regalaría nada.

-No sé de quién procede- Miento.

-Yo tengo una ligera idea, sobre todo desde que te negaste a enseñárnoslo. Éramos tus amigos y tus primos, no te habrías negado a menos que sospechases de quién podía ser.

Bajo la mirada con derrota, porque ella me conoce demasiado bien. Esta no se la voy a colar.

-¿Y bien?¿Es de él?

-Sí- Reconozco.

-¡Lo sabía! Lo sabía desde que Sadie anunció que había un paquete para ti, pero no lo entendía ni lo entiendo ahora. ¿Por qué te hace regalos?¿No se supone que te despediste de él para siempre hace cinco semanas?

-Sí, pero...

-¿PERO?¿Por qué hay un pero?

-Hubo un giro dramático de los acontecimientos- Confieso con vergüenza.

-¿Y por qué no me lo contaste? Ah, ya sé, porque sabías que te iba a regañar.

-Emma, te juro que yo iba con la idea de agradecerle y despedirme, pero no sé qué me pasó. Conversamos y decidí marcharme sin hacer nada, pero en el último momento me pareció muy frío largarme así, así que nos abrazamos. Y bueno, pues estando tan cerca y con las ganas que ambos teníamos... Nos acabamos besando.

-¿QUÉ?

-Sí, y luego me prometió que no me libraría de él y la verdad es que yo tampoco quería librarme de él, ni quiero ahora. Y me dijo que tendría noticias suyas pronto, y efectivamente las he tenido, porque me ha escrito y me ha hecho un regalo.

Camino hasta la cómoda para sacar la cajita que se encuentra dentro de unos pantalones al fondo del último cajón.

-Mira- Me acerco y la abro para mostrarle el majestuoso collar.

-¡Dioses santísimos!

-Ya, eso pensé yo cuando lo vi por primera vez.

-Creo que es el collar más hermoso, deslumbrante y elegante que haya visto nunca. Y seguramente también es el más caro. ¿Está hecho de lo que creo que está hecho?

-Sí. Esmeraldas y oro rojo, me lo ha dicho en la carta.

-Joder. Es... No sé ni qué decir.

-Yo tampoco- Me siento junto a ella. -¿Cómo puede una agradecer algo así? No hay palabras suficientes.

-Ya, es que madre mía... Yo me casaría con alguien que me regalase algo así, las cosas como son.

-¡Emma!

-Es que piensa en lo que se habrá gastado, Haley.

-No quiero pensarlo, porque me siento mal- Confieso. No me gusta que alguien se gaste tanto en mí, pienso que no lo merezco y que hay cosas más importantes en las que puede gastar su dinero.

-Está enamorado de ti, con esto me queda completamente claro.

-¡¿Qué?! No. Le gusto, bueno, nos gustamos, pero... Hasta ahí.

-Haley, nadie se gasta semejante dineral en una persona que sólo le gusta. Por mucho que lo tenga y no le afecte gastarlo. Cuando estás enamorado te arriesgas y haces locuras por esa persona.

Vuelvo a posar la mirada en la joya, negándome a creer lo que dice. ¿Alexander enamorado de mí? No, eso es imposible. Le importo bastante y le gusto también bastante, eso me quedó claro la última vez que nos vimos, pero de ahí a enamorarse hay un trecho.

-Lo está- Continúa con la tontería, al ver mi expresión de incredulidad.

-Alexander no es el tipo de hombre que se enamora.

-Todos pueden enamorarse, Haley. Salvo que carezcan de cualquier tipo de sentimiento, como Thomas, pero eso es un caso aparte. Alexander es de los que finge que no los tiene, porque coloca una coraza encima de ellos, pero claro que los tiene.

-No dudo que tenga sentimientos, pero enamorarse es distinto.

-¿Por qué?

-Porque cuando te enamoras ves a ese alguien de manera increíble y te aseguro que él no me ve así.

-¿Y eso cómo lo sabes?

-Pues porque lo sé. Contra todo pronóstico, nos llevamos muy bien y nos gustamos, pero... No hay nada más allá.

-Ya. Supongo que por parte tuya tampoco lo hay.

-Supones bien.

-¿Qué sientes cuando piensas en él?

-Pues... No lo sé- Confieso.

-¿Te hubiese gustado estar con él el día de ayer?

-A ver, sí, pero porque me gusta que todas las personas que me importan estén en mi cumpleaños.

-O sea, que te importa. Vamos avanzando.

-De todas maneras da igual, porque mi familia...

-Tema importante, sí. Tu familia es enemiga desde hace siglos de la suya y además es hijo del hombre que más daño les hizo. ¿Qué vas a hacer?

-Debería alejarme.

-Pero no quieres alejarte, es obvio.

-Exacto.

-Y estás dispuesta a mantener una relación a escondidas con el enemigo sólo porque te gusta. Comprendo.

-¿Qué insinúas?

-Exactamente lo que dije antes. Nadie hace locuras si no es por...

-Ni se te ocurra decir eso.

-¿Por qué? Es la verdad.

-No lo es, Emma, yo... No sé lo que estoy haciendo ni por qué, pero no es por eso.

-A ti misma puedes engañarte, Haley, pero a mí no. Ya te engañabas cuando creías que el vergoso te gustaba y que Alexander no. Y ahora te engañas fingiendo que no estás...

-Mira, mejor dejémoslo, no quiero hablar de eso.

-Está bien, pero eso no cambiará la realidad, que lo sepas.

-Sí, sí, como digas- Me levanto y voy al vestidor para coger la ropa que me pondré en el día de hoy. -Por cierto, creo que no hace falta, pero... No puedes contarle a nadie nada de esto, ni siquiera a...

-Lo sé- Me interrumpe. -Ya sabes que si me pides que guarde un secreto serio soy una tumba.

Asiento porque en este tipo de cosas nunca me ha fallado y sabe que esto es probablemente el secreto más importante que le haya contado jamás. No me quiero ni imaginar las reacciones de la gente de mi alrededor si se enterasen. Y no sólo mi familia, sino también el resto. Mis amigos no saben que nos hemos besado varias veces, así que no creen que llegase a haber nada relevante entre nosotros y si supiesen todo lo que ha pasado... Alucinarían.

Y sé que todo el mundo me juzgaría duramente por ello y lo merezco. ¿A quién se le ocurre empezar a tener algo con Alexander Larssen siendo Haley Antilles? A mí, está claro que sólo a mí. Nadie en mi lugar haría lo mismo, todos se asegurarían de no causar quebraderos de cabeza a su familia.

¿Soy una mala persona por hacer lo que hago? Probablemente lo sea, pero yo sí quiero a mi familia, los amo, daría mi vida por ellos si es preciso. Lo que pasa es que... Puedo intentar alejarme de él, pero sé que no lo conseguiré. Mi fuerza de voluntad ya es débil de por sí y ha dejado claro en la carta que él no estaría conforme con eso, así que...

Lo único que queda claro aquí es que a mí los problemas jamás me abandonan. Creía que cuando recuperase a mi familia todo iba a estar bien por fin, pero el destino se burló de mí nuevamente.

Esperemos que no se vuelva una costumbre.

            
            

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