Nos otorgan una mesa grande en cuanto nos reconocen a mis hermanos y a mí, y no cualquier mesa, una que se encuentra en una especie de comedor privado. Lo agradezco, la verdad, porque sino la gente nos estaría mirando y eso es bastante incómodo mientras comes.
Los trece nos sentamos alrededor de ella, y yo me doy prisa y me coloco entre Liam y Emma. Dominic nos mira mal, pero no le hago caso porque no me importa en absoluto lo que piense él. No sé quién se cree para empezar a decir cosas sobre nuestra amistad y ponerse a insinuar que no es verdadera por parte de Liam.
Un camarero nos entrega la carta y vuelve enseguida para tomarnos nota, pues no quiere arriesgarse a que sintamos que nos hacen esperar. Yo creo que no es necesario que nos traten de forma distinta al resto de clientes, pero entiendo que quieran dar una buena imagen frente a los príncipes y, sobre todo, frente al futuro rey.
Todo tiene nombres bastante elegantes y raros, y realmente agradezco estar con más gente que no sepa qué es todo lo que hay escrito en la carta. Si no fuese así me daría bastante vergüenza. Cuando era niña no me gustaban muchos platos elaborados y complejos, así que no me molesté en aprender sus nombres.
-Y... ¿Cómo os conocisteis?- Pregunta Elianna cuando el camarero se marcha.
-¿Ellos y yo?- Respondo, y ella asiente. -A Emma la conocí en el colegio, el primer día de clase en Jadine. A Kai lo conocimos cuando iniciamos el viaje para averiguar si mi tío Will pertenecía a la Resistencia. Nos detuvimos en un pueblo para descansar esa noche y él nos ofreció llevarnos por un atajo hasta Nessania.
-Ah, ¿Estuvisteis en nuestra capital?- Indaga con interés.
-Sí, para ver el desfile.
-Nosotros no estuvimos presentes- Aclara enseguida Sophia. -Es más, ni siquiera queríamos que se hiciese en nuestro reino, pero... Fuimos obligados. Como todos, supongo.
-Todo para alimentar los delirios de grandeza de Alexander- Comenta Dominic. -Ese fue el único objetivo del desfile ese.
-Bueno, celebraba una victoria que realmente es de todos, ¿No?- Interviene mi prima.
-En Evorn no hay un todos, Christine- La regaña Sophia. -No mientras los Larssen existan.
-Ya, pero las victorias de Alexander en las Cordilleras nos benefician a todos- Le recuerda. -Ha conseguido que Brendan retroceda.
-Cuanto más gana, más poder obtiene aquí- Se queja Dominic. -Yo no veo qué tiene eso de bueno.
Mis amigos no están de acuerdo con esa afirmación, y la verdad es que yo tampoco. Ellos saben perfectamente que nos viene muy bien tener a alguien como Alexander al mando de la defensa del continente, pero prefieren ignorarlo debido a su aversión hacia él.
-Pues a mí no me parece tan malo como lo pintan- Dice Liam de repente, provocando que todos lo miren con sorpresa.
Lucho con todas mis fuerzas para no sonreír, pues sé que sólo lo está haciendo para molestar a los Valencourt y puede que también a mis hermanos. Su gemelo y Sadie niegan con la cabeza, pero puedo notar que también les divierte la situación. Todos estamos a la expectativa por lo que vaya a decir a continuación, pero no parece querer añadir nada más, así que es Dominic el que habla.
-¿Perdona?
-Sí. Alexander es odiado en exceso- Continúa provocando.
-¿Tienes idea de todo lo que ha hecho?- Dominic respira con lentitud, se nota que le cabrea lo que ha dicho Liam. No entiendo por qué, si Alexander no le ha hecho nada a él.
-Sí, la tengo. Ha obtenido un montón de victorias para Evorn desde hace años y se arriesgó a ser acusado de traidor enfrentándose a su padre. Gracias a él y a sus hombres se pudo derrotar a Thomas y acabar con él de una vez por todas.
-Qué bueno es Alexander, que por fin decidió acabar con el tirano- Responde el savyrgense en tono burlón, rodando los ojos. -Hacer algunas cosas buenas no le convierte en bueno. Ahora que ha muerto Thomas, Alexander es el villano de la historia.
Lo único que yo veo en esta historia es que están obsesionados con Alexander. Vive en las cabezas de algunos veinticuatro horas al día.
-Depende de qué historia hablemos- Sigue Liam. -No es el malo desde todas las perspectivas.
Sé que se refiere a mí y tiene razón. Alexander no es ni de lejos el villano en mi historia. Si no fuese por él... No sé dónde estaría yo. Quizás muerta o lo que es peor, siendo esclava de Thomas.
-Estoy de acuerdo- Lo apoya Sadie.
-Es normal que los plebeyos opinéis eso- Se mete Sophia, y su hermana rueda los ojos ante la tontería que ha dicho. Cada vez me cae mejor. -Hay que tener cierto nivel de educación y conocimientos para entender por qué es el villano.
-Será eso- Kai también muestra que está de acuerdo con lo que han dicho mis amigos.
Jason se muestra neutral, mirando a los unos y luego a los otros, analizando ambas posiciones.
-Además, me parece una falta de respeto que estéis diciendo eso frente a ellos- Sophia señala a mis hermanos. -Sabiendo lo que los Larssen les han hecho. Y vosotros estáis aquí defendiendo a un miembro de esa familia como si lo conocierais. Deberíais ofrecerles una disculpa inmediatamente por vuestra falta de consideración.
-¿Por qué no dejamos el tema?- Pregunta Jason. -Unos opinan una cosa y otros otra, ¿Qué importa?
-Importa y mucho- Dominic apoya a su hermana. -Creer que Alexander es el bueno no es simplemente opinar. Deberíais preguntarle a toda la gente a la que le ha hecho daño.
Me tengo que contener en serio para no replicar ante todas las estupideces que está soltando. Mis hermanos parecen un poco incómodos con esta situación que se ha creado, pero ninguno de los dos parece querer intervenir. En su caso lo entiendo, la verdad. Alexander no les ha hecho nada técnicamente, pero es el hijo de quien lo hizo.
Varios camareros llegan con las bebidas y el primer plato de todos, interrumpiendo momentáneamente la conversación.
-También deberíamos preguntarle a la gente a la que ha ayudado- Dice Kai.
-¿Conoces a alguien a quien haya ayudado?- Rebate Dominic con burla. -Menciona a alguien y os creeremos.
-Haley- Es Finn el que responde.
Casi me atraganto cuando escucho mi nombre como respuesta a esa pregunta, porque verdaderamente no me lo esperaba. Los Valencourt y mis hermanos me observan directamente cuando lo escuchan, lo cual me pone más nerviosa aún. A mis hermanos les conté que me había ayudado, pero de manera muy vaga. Por la manera en la que lo conté parecía que lo hizo sólo porque le convenía.
Liam le da una patada a su hermano por debajo de la mesa, imperceptible para ellos, pero no para los que estamos sentados al lado.
-¿Un Larssen ayudando a un Antilles? Cuéntanos otra mentira- Es Sophia la que habla esta vez.
-Quizás sea verdad- Dice su hermana.
-Lo es- Confirmo sin saber por qué. Estoy jugando con fuego.
-Pero eso lo hizo porque le venía bien y por algo a cambio, por lo que recuerdo de lo que nos contaste- Comenta Ry. -¿No dijiste que te hizo averiguar información sobre Jonathan Beckeler a cambio de no entregarte?
-¿Te chantajeó? Pero bueno, qué cretino- Sigue Dominic, y me dan ganas de pegarle una bofetada. Qué estúpido es, por favor.
-Teniendo en cuenta que luego los Beckeler me entregaron a Thomas... Me alegro de haber colaborado para que su traición fuese descubierta.
-¿Te alegras de haber colaborado con tu enemigo?
-Yo no he dicho eso.
-Creo que a vuestra hermana no le ha venido bien pasar tanto tiempo separada de vosotros. Parece que no entiende cómo son las cosas- Dice Sophia. -Lo cual desvela qué tipo de educación le han dado vuestros tíos... Pero bueno, qué se podía esperar de un hombre que es producto de una infidelidad y de una mujer que se rebajó y desobedeció a sus padres para...
Me pongo de pie con furia, consiguiendo que tiemblen varios cubiertos y vasos de la mesa. ¿Qué se ha creído esta?
-No te permito que hables así de mis tíos- Me cruzo de brazos.
-Haley, por favor- Matt intenta calmarme, recordándome lo que nos pidieron nuestros padres, algo que no me importa en estos momentos. No pienso permitir que digan lo que les dé la gana sin consecuencias.
-No. Mis tíos lo hicieron lo mejor posible en unos momentos terribles y no voy a dejar que nadie los menosprecie.
-En eso tienes razón- Dice Matt. -Sophia, deberías disculparte por lo que has dicho.
-Pero...
-Hazme el favor de hacerlo- La interrumpe con un tono fuerte y seco, que no da lugar a reproches.
Ella lo mira fijamente durante unos segundos. Es obvio que no quiere disculparse porque no cree que haya hecho nada mal, pero se encuentra en un aprieto, porque tiene interés en Matt y no quiere quedar mal ante él. No si pretende tener alguna posibilidad. Que realmente no tiene ninguna, pero ella debe pensar que sí.
La mesa se encuentra en un silencio absoluto, todos estamos a la expectativa. ¿Se disculpará o su orgullo le ganará?
-Está bien. Lo siento- Gruñe en un tono bajo, mirando sólo a Matt.
-La disculpa es para ella, no para mí.
Dominic tuerce el gesto, claramente piensa que esto es excesivo, pero no parece atreverse a replicarle a Matt. Al menos no por ahora.
-Lo siento- Esta vez sí la dirige hacia mí. -¿Contenta?- Resopla con frustración.
Me encojo de hombros, porque la verdad es que me es indiferente. Sé que su disculpa es falsa, así que me da igual que lo haga o no. Veo de reojo que a Elianna le ha gustado que hayan puesto a su hermana en su sitio, porque asumo que no es algo que haya visto muchas veces. Me da la sensación de que a ella y a su mellizo les han permitido todo siempre.
Desde ese momento la conversación se vuelve más banal y Jason habla bastante, lo cual me alegra, porque ya le habíamos agriado la noche lo suficiente. Los mellizos se encuentran bastante incómodos y tensos, y me queda claro que le van a contar lo que ha pasado a sus padres. Lo cual significa que a nosotros nos va a caer una buena bronca. Genial.
Encima seguro que tergiversan las cosas para llevarlas a su terreno, fingiendo que nosotros humillamos a Sophia sin razón, o algo así.
En un momento dado, Liam se estira y apoya el brazo en el respaldo de mi silla. Dominic le dedica una mirada de asco, mirada de la que él se percata, pero demuestra que no le importa manteniendo el brazo en la silla.
-¿Te parece normal hacer eso?- Explota Dominic después de unos minutos en los que la cosa no cambia.
Todos interrumpen sus conversaciones y centran su atención en él, sin entender lo que está pasando. Hasta yo lo miro con incredulidad, no esperaba que dijese nada al respecto y se ridiculizase a sí mismo de esta manera.
-¿Disculpa?- Contesta Liam. -¿Hay algún problema?
-Sí, sí lo hay. ¿Te parece normal estirarte y quedarte en esa posición como si fueses un vulgar cualquiera?
-Ah, que ahora estirarse es de ser vulgar- Sadie rueda los ojos, pero Dominic ignora su comentario por completo.
-Quita el brazo de ahí- Ordena, utilizando el tono que seguramente sea el que usa cuando se pone en modo príncipe y comienza a dar órdenes a diestro y siniestro.
-¿Por qué debería?
-La estás molestando con tu atrevimiento.
El que nos está molestando a todos es él con el número que está montando por nada.
-¿Te estoy molestando?- Liam me mira.
-Claro que no- Aclaro enseguida.
-No la estoy molestando- Vuelve a centrar su atención en Dominic, con una mirada desafiante.
-Ya.
Mis hermanos parecen estar alucinando ahora mismo. Ambos pasean la vista entre uno y otro con incredulidad.
-No sé qué problema tienes conmigo, pero...- Inicia Liam. -Bueno, sí lo sé. Y déjame decirte que da igual lo que yo haga o lo que hagas tú. No vas a conseguir lo que quieres, así que ya te puedes ir olvidando.
Su afirmación parece enfadar mucho al savyrgense, que se pone de pie dando una palmada fuerte encima de la mesa.
-Tú no tienes ni idea de quién soy yo y de lo que puedo conseguir- Asegura. -Cualquiera estaría...
-Tengamos la fiesta en paz- Lo corta Matt. -Venga, voy a pedir la cuenta.
Sí, mejor, porque si no lo hace puede que esto se desmadre más. Mi intuición era acertada, otra vez. La noche no ha ido bien.
Jason paga, y no me quiero imaginar a cuánto ha ascendido el precio final. Pero bueno, su padre le ha entregado dinero suficiente, así que...
Cuando salimos, mis hermanos deciden volverse al Palacio con los Valencourt para que no haya más discusiones, cosa que apruebo totalmente. Yo, en cambio, me voy a casa de mis amigos junto a mis primos. No pienso dejar que esto nos arruine la noche.
Estamos a punto de entrar en su casa, pero de repente escucho una voz que me llama a lo lejos. Me doy la vuelta de inmediato, pero no veo a nadie, y tampoco parece que ninguno la haya escuchado.
Me convenzo de que me lo he imaginado y estoy a punto de entrar, la última, pero entonces la escucho otra vez. Esta de forma más clara, y me parece reconocer la voz vagamente. Miro hacia el lugar del que procede y entonces la persona finalmente revela su presencia. Lleva exactamente la misma ropa que llevaba el mensajero de Alexander, así que supongo que será él.
Me acerco disimuladamente, y él me entrega una carta igual que la anterior.
-¿Es de...?- No sé por qué lo pregunto, si ya sé que es suya.
-Sí- Confirma. -Me quedaré un par de días también esta vez, así que... Ya sabe.
Se marcha como una exhalación, dejando el sobre en mi mano. No me da tiempo ni a darle las gracias. Vuelvo a la casa, pero voy al piso de arriba con la excusa de que necesito ir al baño con urgencia. Ya allí me siento encima del váter y coloco el sobre en mis muslos. Saco el papel de su interior y lo desdoblo enseguida con suma emoción.
Princesa valiente:
Es cierto que tengo muchas cosas importantes en la cabeza, pero eso no iba a conseguir que me olvidase de tu cumpleaños, principalmente porque tú eres una de esas cosas importantes.
Ya estoy chillando internamente y sonriendo como una tonta, y eso que sólo he leído la primera frase.
Ya imaginé que te pondría feliz, por eso lo hice. Te lo dejo claro porque ya sé que te gusta escucharlo y no puedes negarlo. Bueno, leerlo, en este caso. No me creo que no hayas llorado desconsolada ante mi ausencia, creo que me estás mintiendo. No es que no te hubiese importado que viniera, te habría encantado, pero te prometo que antes de que te des cuenta podremos vernos y así podrás agradecerme como se debe y no a través de un papel. He de confesar que espero ese momento con cierta ansia.
Yo también, para que nos vamos a engañar. Cuanto más tiempo pasamos separados, más crecen las ganas que siento de verlo.
Hay algo por lo que te tengo que reprender inevitablemente. Da igual lo que le haya pasado a tu familia, tu experiencia también es válida y tienes derecho a sentirte como te sientes. No voy a fingir que me importa mucho lo suyo, porque no es cierto. Ahora mismo estoy cabreado porque creas que no puedes sentirte así porque lo de ellos es supuestamente peor. Claro que puedes sentirte así y debes hacerlo.
Espero que sepas que puedes desahogarte conmigo tanto como desees, pero te lo aclaro por si acaso. Si te resulta demasiado difícil dormir con la luz apagada... Prueba a dormir con ella encendida durante una temporada. Quizás al principio te resulte difícil, pero con el tiempo te acostumbrarás, te lo prometo. En cuanto a la pesadilla, te recomiendo que escribas en un papel lo que hayas soñado cuando te levantes cada día. Esto te permitirá alcanzar un mayor control sobre tus sueños y, con el tiempo y práctica suficientes, perderle el miedo a las pesadillas.
Que se preocupe por mí y sólo por mí me hace sentir... Bien. Sé que es egoísta y que no debería sentirme así, pero me gusta que lo haga. Creo que voy a seguir sus consejos, o al menos intentarlo. No pierdo nada, y tengo mucho que ganar. Confío en que funcione, sobre todo viniendo de él.
Me alegro de que no me odies y de que su veneno no haya hecho efecto en ti. Aunque he de reconocer que, por una parte, no me disgustaba la idea de que hubiese cambiado tu opinión con respecto a mí, porque eso me daba la excusa perfecta para ir a verte. Y ya sabes que ahora mismo sólo puedo viajar por una urgencia, así que... Quizás sí debería darte motivos para volver a odiarme. Me lo voy a plantear seriamente.
Tengo miedo de lo que estoy sintiendo en estos momentos. Mucho miedo. Nunca había sido tan feliz leyendo un párrafo escrito en una hoja y nunca había sonreído de esta manera.
Y ahora hablemos del regalo. ¿Qué es esa tontería de que no me puedo gastar el dinero en ti? Claro que puedo y es lo que he hecho. A mí me parece una manera inmejorable de gastarlo, y todos sabemos que yo poseo siempre la opinión más acertada y objetiva. Si me preguntas, tú mereces llevarlo más que cualquier reina y te aseguro que te queda infinitamente mejor. Ya lo comprobaré cuando te vea con él puesto, pero... Estoy seguro de que tengo razón.
En cuanto a lo de la mala suerte te diré una cosa. Una persona con mala suerte no me habría conocido ni me habría besado, porque eso es tener la mejor suerte del mundo. Y bueno, claro que no es demasiado que te regale algo así y más sabiendo cómo te hace sentir... Cuéntame más sobre eso.
Enrojezco un poco sin poder evitarlo. No entiendo por qué le conté que no me gustaba cómo me hacía sentir su regalo.
Ya sé que cuento con un gusto excelente, Alteza, no es algo que me tengas que reafirmar, y es que no hay nada que yo no haga bien. Estoy seguro de que encontrarás la excusa perfecta para llevarlo sin que se extrañen por ello. Confío en ti (Y me gusta meterte en líos, he de reconocerlo).
¿Habrá alguien más egocéntrico y creído que este hombre?
En cuanto a mi... Estoy bien. No tienes que preocuparte por eso. Estoy extremadamente ocupado, sí, pero es algo para lo que llevaba mentalizándome durante toda mi vida. Ya sabía cómo iba a ser (sobre todo al principio, cuando se estabilicen las cosas tendré más tiempo libre) y lo acepto. Es la única desventaja que tiene ser rey, a mi parecer. Sin embargo, es bastante similar a ser Capitán General, lo único que cambia es que ahora ya no hay nadie por encima de mí.
Antes estaban Thomas y sus enviados jodiendo, ahora puedo tomar todas las decisiones que considero mejores sin necesidad de rendir cuentas ante nadie. Tener que hacer eso es terrible, sobre todo cuando sabes que ese alguien se está equivocando y su estupidez sólo te perjudica a ti y al reino. Así que, en definitiva, estoy feliz de que el momento que siempre había deseado haya llegado por fin. Te podría contar más cosas, pero esas me las guardo para cuando nos veamos, así tienes un aliciente. Estaré esperando tu respuesta de nuevo.
Sinceramente,
Alexander Larssen
Termino de leer, sintiéndome muy contenta de que sí le guste ser rey y esté cómodo en esa posición. Todo el mundo dice que les gustaría reinar, pero a mucha gente le pesaría demasiado el cargo y, además, no ejercerían un buen gobierno. En su caso... No sé por qué, pero tengo la sensación de que va a ser un buen rey y que los kalaryenses pueden estar tranquilos. Se lo merecen después de tener a Thomas.
Yo no sé si podría ser reina, pues no sé si mi personalidad sería adecuada para ello. Y además... es demasiada responsabilidad y creo que todo el mundo que me conoce me consideraría incapaz de ejercerla. Soy una princesa, pero creo que no estoy hecha para subir un escalón más. No tengo el aplomo necesario.
De todas maneras, no sé por qué pienso en esto, si nunca voy a ser reina.