Capítulo 4 Tres

Estoy terminando de escribir la carta de respuesta para Alexander, pues no quiero esperar absolutamente nada para enviársela. Quiero que su mensajero se la pueda llevar ya y que él la lea cuanto antes. Estuve un rato pensando sobre cuál sería la mejor manera de responder, pero al final decidí dejarme llevar y ser sincera.

Reviso todo lo que he escrito, asegurándome de que esté bien y que no me haya quedado nada por decir.

Rey egocéntrico:

No sería tan extraño que te olvidases de mi cumpleaños, ya que supongo que tienes muchas cosas en la cabeza, y bastantes de ellas más importantes que eso. Aunque bueno, confieso que me ha puesto muy feliz que lo recordaras, para qué voy a mentir. Ya sé que te era imposible estar conmigo, no te preocupes. Y aunque te cueste creerlo no he estado llorando desconsolada por tu ausencia, pues lo he pasado con toda mi familia y amigos, pero tampoco me habría importado que vinieras (pero lo he pasado bien, no te creas mucho).

He estado bien estas semanas, me he estado adaptando a vivir de nuevo con mi familia y a los cambios que naturalmente han sufrido. Creo que les ayuda bastante el hecho de tener que estar tan ocupados con la reconstrucción y restauración de las instituciones, porque así no tienen que pensar mucho en lo que sucedió.

Mi experiencia no se acerca ni remotamente a la suya, y aún así me esfuerzo por no recordar, aunque algunas noches es francamente difícil. El silencio y la oscuridad a la vez es lo peor y a veces tengo pesadillas. Bueno, pesadilla en singular, porque casi siempre es la misma y no tiene pinta de que vaya a desaparecer. No se lo he contado a nadie porque creo que no sería justo quejarme cuando mi familia lo ha pasado mucho peor, así que tú eres el primero. Mira, en eso sí te puedes sentir especial.

Y bueno, sí que han hecho bastantes comentarios malos sobre ti, pero eso no me ha convencido de odiarte, no soy tan débil de mente. No hace falta que vengas a convencerme de ello (aunque debo reconocer que me dio risa imaginarte haciéndolo) porque no te odio ni creo que vaya a odiarte de nuevo, a menos que me des motivos, claro (Espero que no me los des, porque no quiero odiarte).

Y ahora hablemos del regalo. ¡¿Estás loco?!¿Cómo se te ocurre regalarme algo así? Primero, no deberías gastarte tanto dinero en mí porque seguro que hay cosas que lo necesitan más. Segundo, yo no soy una reina ni una princesa heredera, no tengo por qué llevar este tipo de joyas (aunque me quedaba bastante bien, las cosas como son). Tercero, le has regalado un collar carísimo a una persona que cuenta con un nivel extremo de mala suerte. Yo lo voy a cuidar con mi vida, te lo prometo, pero los dioses están en mi contra. Toda mi vida es la prueba de ello. Y cuarto, no puedes regalarme algo así porque... Porque no, es demasiado y ya. Además, me hace sentir raro que hagas eso y no quiero que me hagas sentir así.

Pero bueno, tengo que reconocerte algo y es que tienes un gusto excelente, porque la verdad es que es precioso y ciertamente combina con el color de mis ojos (Que no se te suba mucho el ego, acertaste por suerte). Pero eso, que... Me gusta mucho, pero sigo pensando que yo no debería portar algo así. Además, van a preguntarme por ello y aún no sé qué voy a decirles (¿ves los líos en los que me metes?) para que se lo crean. Pero bueno, ya pensaré en algo, porque pienso ponérmelo en cuanto se dé la ocasión especial necesaria.

Y bueno, ya para acabar... ¿Cómo estás tú? Muy estresado y ocupado, supongo. Yo también espero que me respondas, porque realmente quiero saber cómo te va ahora que eres rey. Espero que bien, pero ya me contarás. Por ahora me despido.

Atentamente,

Haley Antilles

Está perfecta, creo. La doblo con cuidado y voy a buscar un sobre blanco para meterla en él. Luego salgo del palacio sin que se den cuenta y camino hasta el lugar que estaba escrito en la parte interna de la caja, que es la dirección de una posada. Ya allí le entrego el sobre al mensajero de Alexander y luego regreso.

-¿Dónde estabas?- Pregunta Matt cuando me ve llegar.

-Viendo a mis amigos.

-Ya sabes que no debes salir sin guardias, no es seguro. Especialmente ahora.

-No me ha pasado nada- Me encojo de hombros.

-Bueno, ya hablaremos de eso en otro momento. Te estaba buscando porque papá y mamá tienen algo que anunciarnos.

-¿En serio?¿Y tú no sabes qué es?

-No, no han querido contármelo. Parece que quieren decirlo frente a todos.

-¿Quiénes son "todos"?- Indago, elevando una ceja.

-Pues... toda la familia. Nosotros, los tíos, los primos... Quizás estén los abuelos también.

-¿Los tíos Will y Melissa también?

-Sí. De hecho, creo que él ya lo sabe. Papá le cuenta todo y estaban juntos cuando me lo comunicaron en el despacho.

Me mantengo pensativa durante unos segundos. ¿Qué puede ser? Supongo que algo bueno, pero aún así... No sé, espero que se trate de algo que no afecte en exceso a mi vida, porque ya estoy harta de los cambios.

-Miedo me dan.

-A mí también- Confiesa sorprendiéndome. -Pero bueno, ahora lo vamos a saber. Están empezando a reunirse en el comedor.

-Verás.

Caminamos hacia allá y efectivamente, están ya todos presentes, los únicos que faltábamos éramos nosotros.

-Sentaos, por favor- Nos pide papá.

Le hacemos caso y nos sentamos con cautela en las dos sillas que quedan libres a cada lado de Ry.

-Tenemos una buena noticia- Anuncia papá después de unos segundos de silencio. -Una buenísima, dadas las circunstancias.

-¿Cuál es?- Pregunta Matt.

-Vamos a retomar la alianza que teníamos con los Valencourt por motivos económicos, pero también estratégicos. Ahora estamos débiles y necesitamos un apoyo para defendernos de Kalaryan y de Alexander.

Él está aquí explicando la decisión que han tomado para defenderse de Alexander y yo acabo de enviarle una carta tratándolo de una manera muy distinta de la que se debe tratar a un enemigo de ese calibre.

-Pero hemos decidido que los acuerdos que firmemos se realizarán en persona, porque sinceramente no me fío de que los embajadores hagan un buen trabajo. Prefiero que hablemos cara a cara con los reyes.

-Sí, también creo que será lo mejor- Opina Matt. -Además, es más fácil descubrir las mentiras en persona.

-Exacto- Continúa papá. -Pero hay algo que es muy importante y que tenemos que esforzarnos en conseguir. Es esa la razón por la que os hemos reunido a todos.

-¿Qué es?- Pregunta Ry.

-Primero, tenemos que dar la imagen de familia unida al completo, así que avisaré a vuestra abuela para que venga también- Miro al tío Will de reojo, pero este no parece sorprenderse por lo que acaba de decir su hermano, así que deduzco que ya lo sabía.

No creo que le haga mucha gracia tener que ver con frecuencia a la madre que lo abandonó, pero lo hará por el bien del reino y de nuestra familia. Miró a la tía Melissa, y a ella se le nota más que no está conforme con esa decisión. Completamente entendible, la verdad.

-No hace falta decir que debemos evitar peleas y discusiones enfrente de ellos- Advierte, observándonos uno a uno. -Si surgen desavenencias se resolverán en privado.

Todos asentimos, porque de momento tiene lógica todo lo que está explicando.

-Luego tengo que pediros algo a los jóvenes que también es muy importante, en especial a vosotros tres- Nos mira a mis hermanos y a mí. -Necesito que congeniéis con los príncipes y les hagáis sentir como en casa. Van a pasar un tiempo con nosotros y todo será mucho más fácil si ellos les transmiten buenas sensaciones a sus padres. Además, he escuchado que el rey Brogan cuenta mucho con la opinión de su heredero para tomar decisiones. Incluso a veces también con la de su melliza.

No la veo desde hace más de diez años, pero ya me siento muy mal por ella. Cuando la conocí ya me dio la sensación de que Elianna, la hija menor, estaba a la sombra de los mellizos, y no puedo imaginar lo difícil que debió ser crecer siendo tan invisible para tus padres. Tan poco importante en comparación.

-Llegarán dentro de diez días, el uno de noviembre- Termina papá.

-Veo un problema aquí- Interviene Ry.

-¿Cuál?

-No creo que tengamos mucho en común con ellos ahora, quizás sí lo teníamos cuando éramos críos, pero...

-Bueno, eso da igual- Lo corta papá. -Tampoco creo que sea tan difícil que os llevéis bien con otros príncipes como vosotros, especialmente con unos que van a ser nuestros aliados, si todo marcha como es debido.

-Exacto- Apoya mamá. -Además, sólo tenéis que ser amables con ellos y acercaros un poco. No os pedimos nada más que eso.

Parece fácil, pero no creo que vaya a serlo. Los mellizos ya me cayeron bastante mal cuando era una niña, y no creo que vaya a ser diferente ahora. Su familia no recibió apenas castigo por haber participado en el plan para derrocar a Thomas, así que ellos han llevado la vida normal de príncipes todos estos años. Si ya eran excesivamente soberbios en aquel momento, con tan sólo doce años... No me imagino cuánto lo serán ahora.

-Está bien- Acepta Matt por todos. -Cuando estemos con ellos lo seremos- Nos mira a nosotros y a mis primos para verificar que estemos de acuerdo.

Qué remedio. Voy a tener que ser encantadora con personas que no me agradan y que ya se burlaron de mí muchas veces cuando era niña, pero no tengo alternativa. Mi familia y la suya han sido tradicionalmente aliadas y no podemos permitirnos perder eso ahora. No estamos en condiciones de negarnos.

Los mayores comienzan a hablar entre ellos y nosotros nos apartamos un poco para poder quejarnos.

-Qué coñazo- Chris verbaliza exactamente lo que pienso.

-Bueno, no es tan difícil- Reflexiona Matt. -Sólo tenemos que estar con ellos y simpatizar un poco.

-Simpatizar con tres vanidosos malcriados- Continúa ella. -Va a ser divertido.

-Sobre todo los mellizos- Aclaro. -Yo no los soportaba cuando era pequeña. Elianna era mucho más fácil de tratar.

-A Sophia daban ganas de pegarle un guantazo, no nos vamos a engañar- Interviene Ry. -Siempre presumiendo de que iba a ser reina, qué chica más pesada.

-Pues... En mes y medio cumple veinticuatro y de momento nada de nada- Comento con burla.

Creo recordar que los mellizos cumplían años a principios de diciembre y nacieron en 1528, así que ahora tienen aún veintitrés años.

-Bueno, es que... Tampoco lo ha tenido muy fácil- La defiende Matt. -Augustus Skandaj de Sodova tiene catorce años... y no creo que quiera esperar a que crezca. Maxim Callahan tiene su edad, pero... Ya sabéis los rumores que circulan sobre la familia real de Turjol.

-Que son más feos que pegarle a un padre- Revela mi prima.

-¿En serio?- Indago yo.

Estuve en Turjol, incluso estuve en su Palacio, pero no llegué a verles las caras a ninguno de los miembros de la familia real. Ahora me causa demasiada curiosidad saber cómo son, porque no recuerdo que ellos viniesen nunca ni que los visitásemos cuando era niña.

-Sí, y encima son cuatro. Vieron que el primero les salió feo y deciden tener otros tres más.

-Quizás sólo sean rumores malintencionados y no sean tan feos- Tercia Matt. -No podemos saberlo hasta que los conozcamos.

-Y también se dice que tienen tendencia al sobrepeso- Continúa, ignorándolo. -Así que no me extraña que Sophia prefiera abandonar su sueño de ser reina antes que casarse con Maxim.

-Está la opción de Zemere- Sugiere Jason.

-No están muy bien ahora- Es Ry el que responde. -Los Heraldsen están cada vez más debilitados. Thomas les protegía cuando vivía porque le convenía que gobernasen ellos, pero con su muerte todo eso se acabó. El pueblo quiere a los Lorentzen de vuelta y no me extrañaría que entrasen en una guerra civil.

El reino de Zemere ha sufrido varias guerras civiles en los últimos cien años, todas por la misma causa. La lucha dinástica entre la familia Heraldsen y la familia Lorentzen. Durante casi todo el tiempo la mitad de la población apoyaba a unos y la otra mitad a los otros, según sus intereses. Cada cierto tiempo la familia gobernante era derrocada y sustituida por la enemiga, pero no duraba mucho porque no contaban con el apoyo suficiente.

Esto cambió cuando Thomas llegó al trono y decidió poner por la fuerza a la familia Heraldsen, iniciándose el reinado más largo logrado por una de las dos familias rivales desde hace más de un siglo. Pero esto también les perjudicó, porque perdieron gran parte de sus apoyos tradicionales por aposentarse en el trono, y era obvio que cuando Thomas muriese se les acabaría el chollo.

-El conflicto puede durar bastante tiempo, así que no creo que sea una opción viable ahora mismo- Termina.

-Bueno, tiene una opción más- Dice mi prima después de unos segundos. -Kalaryan.

El malestar y la incomodidad me sobrevienen de inmediato, pero me esfuerzo al máximo por ocultarlos.

-Ellos odian a los kalaryenses tanto como nosotros- Replica Matt. -Dudo mucho que...

-A ver, estaba obsesionada con ser reina, y según dicen, Alexander es muy atractivo. A mí no me extrañaría que lo intentase.

Siento el impulso de decir que Alexander no se fijaría en una estúpida como ella, pero luego me siento tonta, porque realmente no sé si se fijaría en alguien como ella. Quizás sí y la estúpida soy yo.

-Da igual lo obsesionada que estuviese, van a ser nuestros aliados y eso significa que Alexander es el rey enemigo también para ellos. Y no nos casamos con los reyes enemigos.

-Bueno, pues entonces su mejor opción eres tú.

-¿Qué?

-Que claramente eres su mejor opción y si es inteligente irá a por ti.

-Es verdad, no lo había pensado- Ry comienza a reírse. -No sé si voy a poder soportar presenciar cómo trata de seducirte sin llorar de la risa.

-Pues a mí no me parece gracioso, si es que lo hace.

-Imagínatela yendo detrás de ti como perrito faldero, sonriéndote, pestañeando rápidamente e inclinándose para que veas mejor cierta parte de su anatomía.

-Pues va a hacer el ridículo, porque si no tengo interés en tener una relación ahora mismo, mucho menos en casarme.

-Quizás la veas y te guste ahora que ambos sois mayores. ¿Te imaginas que te da un flechazo y es amor a primera vista?- Divaga Chris. -Como en los libros. La ves y te enamoras perdidamente.

-Justo eso va a pasar, no tengo nada mejor que hacer- Rueda los ojos. -Además, os recuerdo que ella me querría única y exclusivamente por mi posición.

-¡Tengo una idea mejor!- Chilla emocionada.

-¿Cuál?- Pregunta Matt con cansancio.

-¿Por qué no con la hermana? Seguro que ella no es tan pesada.

-Yo tengo otra idea. ¿Por qué no con ninguna?

-A ver, sabes que los reyes van a intentar liar a alguna de sus hijas contigo. Priorizarán a Sophia, pero si no resulta...

-Tampoco tengo ningún interés en Elianna- Afirma. -Me da igual que supuestamente tenga una personalidad tolerable. Estoy bastante seguro de que no quiero casarme con una princesa.

En su caso... Es difícil que encuentre a una mujer que no se acerque a él primeramente por su título. Extremadamente difícil. La que se case con él será la reina de Velstand, y eso es algo imposible de olvidar. Evidentemente él sabe muy bien esto y creo que es por eso que va a mostrarse bastante cerrado respecto al tema de las citas con mujeres. Lo entiendo, yo estaría igual que él.

Conversamos un rato más y luego me despido para ir a ver a Irya, que está jugando en el jardín. Bueno, está saltando a la comba. La observo desde lejos durante unos segundos y luego me acerco a ella por detrás para darle un susto.

-¡Buh!- Le toco suavemente el hombro.

-¡Haley, me has asustado!

-Pues eso quería.

-Pues muy mal. Eres mi hermana mayor, no deberías asustarme. ¿Ya se ha acabado la reunión esa a la que no me han dejado ir?

-Sí, ya se ha acabado.

-¿Por qué no me han dejado, Haley?

-Porque estas reuniones son cosas de mayores.

-Yo soy mayor.

-No, tú eres pequeña.

-No lo soy. ¿Qué han dicho?

-Que va a venir la familia real de Savyrgo dentro de diez días y debemos tratarlos bien.

-Oh.

-Especialmente mis hermanos y yo a... los tres príncipes. El problema es que cuando tenía tu edad me caían mal los dos mayores. Muy mal.

-¿Por qué?

-Me trataban como a una tonta y se burlaban de mí por ser más pequeña que ellos.

-Qué malos, los odio.

-No, tú no tienes por qué odiarlos.

-Sí tengo, cualquiera que te haga daño a ti es odioso para mí, porque eres mi hermana favorita.

-No tienes más hermanos.

-Bueno, pero aunque los tuviera lo serías. Así como yo soy tu hermana favorita, no lo niegues. Matt y Ry están bien, pero no se comparan conmigo, a mí me adoras.

-Sí te adoro, sí- Confirmo riéndome y le doy un beso en la frente.

-No te preocupes, yo te guardo el secreto de que me quieres más a mí- Me guiña un ojo.

Estoy a punto de responderle, pero entonces llegan sus padres para recogerla y marcharse los tres a casa.

-Dejadme un ratito más, que estoy hablando con Haley- Se queja la pequeña.

-Mañana tienes colegio, cariño- Le recuerda su madre. -Y luego no te quieres levantar por la mañana.

-También puedo faltar un día.

-¿Por qué motivo?

Se queda pensativa durante unos segundos, pero nada se le ocurre.

-Venga, Irya, vete a casa. Mañana iré a verte a la salida- Prometo.

-Bueno, vale. ¿Me comprarás unos cucuruchos?- Alza la mirada hacia mí con esperanza.

-De verdad, siempre tienes que pedir algo- El tío Will niega con la cabeza.

-Qué le puedo hacer, soy una niña lista.

Me río de nuevo, porque esta niña es increíble. Tiene mucha razón, es muy probable que sea mi persona favorita en el mundo.

-Venga, anda- Su padre la toma del brazo y se marchan, después de despedirse de mí.

He de confesar que alguna noche he echado de menos dormir en la misma casa que ellos, y también desayunar juntos, comer juntos... Enseguida me he quitado esos pensamientos de la cabeza, porque me he sentido bastante mal. Se supone que lo único que debería sentir es agradecimiento por estar con mi familia y ya.

Pero no sé, después de pasar tantos años los cuatro a solas como una familia... Creo que me acostumbré y se me hace raro que ya no lo seamos. Es decir, sí lo somos porque son mis tíos, pero no es lo mismo. Uno no puede tener dos familias al mismo nivel, tiene que escoger una.

Aunque a mí, sinceramente, me habría gustado no tener que escoger.

            
            

COPYRIGHT(©) 2022