Gray.
Los días de angustia empezaron, como así también dieron curso a más y más consultas con la psicóloga.
No quería seguir viendola sufrir, como así tampoco me agradaba el echo de que Gala permaneciera encerrada en su habitación para no escuchar los gritos de Ansol y ese desgarrador llanto que comenzó a formar parte de nuestras noches.
Quería