Gray Ludovic.
Estacioné el carro en casa de mis padres y bajé con las compras que AnSol había preparado para ellos. Aunque tanto ella como yo sabíamos que presentarlos volvería el asunto más difícil de lo que fue con Gala, quería al menos mandarles unos obsequios y víveres para que no tuvieran que preocuparse.
Mi padre, al verme bajar y luchar para poder llevar la cantidad de bolsas, dejó de rastrillar el césped y se acercó a mí, ofreciéndome su ayuda.
-¿Qué es todo esto, hijo? ¿Canjeaste a mi nieta por víveres? -preguntó bromeando, provocándome una carcajada mientras negaba ante las locuras que se le ocurrían.
-Nada de eso, AnSol decidió hacer doble compra para enviarles a ustedes -contesté, viendo la sorpresa en sus ojos notando como giraba su mirada hacia el carro.
-¿Y Gala? -interrogó con seriedad, dejándome suspirar.
-Pasemos adentro, papá. Tengo que hablar contigo y mamá -informé, viéndolo asentir.
Al ver tantas compras sobre su mesa, mamá comenzó a revisarlas una por una y sonrió al darse cuenta de que no tendría que salir al mercado como todos los días, pues había suficiente para un mes y un poco más.
No éramos una familia de escasos recursos, ya que papá y yo trabajábamos, pero había muchas cosas de las que nos privábamos, ya que no solo teníamos que ocuparnos de la comida diaria, sino que también las cuentas no cesaban. Cada mes llegaban las boletas de luz, agua, gas y el prestamo que sacamos por la hipoteca de la casa. Sí bien mi sueldo era enorme y podría pagarlo de una vez, papá no estaba de acuerdo ya que asumía que Gala podría necesitar más adelante.
-¿De dónde sacaste todo esto? -preguntó mi madre con una sonrisa -¿Acaso canjeaste a mi nieta por alimentos? -bromeó como mi padre, y yo negué riendo.
-Mamá, necesito hablar con ustedes un momento -aclaré, indicándoles a ambos que me acompañaran .
-¿Dónde está Gala? -preguntó mamá, y los miré a ambos.
-Gala está al cuidado de AnSol -respondí, viéndolos levantarse.
Sí, yo era el culpable de su preocupación. Fui quien les explicó la razón de seguir viviendo con ellos y no con mi esposa, por eso era mi deber aclarar todo.
-Gray, ¿cómo puedes dejar a Gala con AnSol? ¿Qué pasa si le da un ataque al estar la niña allí? -preguntó una y otra vez.
-Mamá, los ataques de AnSol solo ocurren con adultos, no le afecta estar cerca de los niños -expliqué, viendo la sorpresa en sus rostros -ni siquiera mi suegro sabía sobre ello y yo lo descubrí al hablar con ella hoy mismo -aclaré -de haber sabido antes, que nada malo pasaría al llevar a mi hija con mi esposa, no hubiera dejado la responsabilidad de cuidarla sobre ustedes.
-Aún así no es quien tenga que hacerse cargo de Gala, no es su madre y por eso no tiene la obligación de descuidar su vida por...
-Eso mismo fué lo que yo dije -interrumpí a papá -pero AnSol dijo que al aceptarme como su esposo también aceptó todo lo que viniera conmigo, incluso una hija que no es suya -añadí -ella quiere ser parte de la vida de mi hija y no voy a impedírselo. Después de todo es una ayuda en este momento, sin mencionar que Gala necesita de una figura materna y... no será necesario que divida mi tiempo, porque podré estar con ambas sin descuidar a ninguna.
-¿Cómo se lo tomó tu suegro? -preguntó mi madre y suspiré.
-Él dijo que ya era momento de aclarar las cosas con mi esposa y que pasara lo que pasara él seguiría apoyándome -respondí y ambos asintieron -sé que será difícil para ustedes ver a su nieta no muy seguido, pero es necesario que ambos descansen como lo merecen y prometo que cuando tenga tiempo la traeré para que los visite.
-Está bien hijo. Ambos estábamos preparados para esto porque tenía que pasar en algún momento -dijo papá mientras abrazaba a mamá -deseamos que tú y Gala sean felices junto a AnSol, a quien esperamos conocer en algún momento.
-Gracias por sus buenos deseos, pa. Prometo que trataré de encontrar la forma para que puedan tener siquiera una cena con ella -respondí, viéndolos sonreír -por cierto -tomé dos paquetes grandes que había traído a la sala y se los entregué -estos son regalos de AnSol para ustedes, dijo que espera haber acertado con sus gustos y que los disfruten.
-No tenía que molestarse, ni siquiera con los víveres pero... Dale las gracias de nuestra parte -dijo mamá y asentí con una sonrisa.
-Iré a preparar las maletas de Gala, en un rato despertará de su siesta y tengo que preparar su merienda -avisé, dirigiéndome hacia las escaleras sin esperar respuesta alguna.
....
Poco después, llegué a casa y bajé las maletas de mi hija para llevarlas a su cuarto y comprobar que siguiera durmiendo.
Pensé que AnSol estaría trabajando en su oficina, pero escuché su voz en la cocina y por eso dejé las maletas a un lado para ir a su encuentro, llevándome una grata sorpresa.
-¿Entonces dices que los padres se olvidaron de recogerlo? -preguntaba AnSol mientras hacía un hermoso peinado a mi hija, quien feliz mojaba una galleta en su taza de chocolate.

-Sí -respondió mi pequeña -yo sabía que tenía que esperar a mi abuelo porque se desplaza en bus y pues... Siempre era la última en irme, pero al ver a ese niño solo me quedé a su lado acompañándolo.
-Ya veo -dijo AnSol -Pero ya no tendrás que ser la última en irte, yo me encargaré de ir por ti al jardín y esperarte en el carro hasta que salgas ¿de acuerdo? -propuso y mi sorpresa aumentó.
'Ella estaba dispuesta a enfrentar su miedo solo por Gala.'
-¡Sí! -exclamó mi niña, contenta.
-Y también podemos regalarle un carro a tu abuelo, así puede llevar a tu abuela de paseo cuando quieran y visitarte ¿qué te parece?
-Me gusta la idea.