Pese a que muchas veces lo pensó o creyó como posibilidad, era totalmente diferente tener la confirmación de cada una de sus dudas.
Con el alma rota y la ira tomando posesión de su cuerpo, Frederick Lemos; el padre de Ansol, tiró todo lo que había sobre su escritorio. Gritó con fuerza como si con ello pudiera liberar ese dolor creciente en su inte