El día después de la boda, Isabela despertó temprano, como si su cuerpo estuviera ajustado a una rutina de ansiedad que no podía romper. La luz de la mañana penetraba tímidamente a través de las cortinas de su habitación, pero su mente seguía atrapada en la confusión de la noche anterior. Había hecho lo que se esperaba de ella, lo que todos esperab