Martín Campos dejó su vaso en la mesa con un golpe seco, inclinándose hacia adelante para fijar la mirada en Isabela y Javier. Su voz bajó a un susurro, como si las paredes mismas pudieran traicionarlo.
-Puedo decirles esto: quienes manejaban la Fundación Ventura no eran empresarios comunes. Eran depredadores, y si siguen activos, ustedes son presa