-¡Ella!
Los golpes en la puerta me sobresaltaron. Desperté asustada, con los latidos acelerados y los brazos de Marcus uniendo nuestros cuerpos, proporcionándome calor.
-¡Marcus!
El pelinegro no reacciona en cuanto le grito en voz baja.
-¡Ella, tenemos que irnos!
-¡Sí, ya salgo!
La puerta se mueve incansablemente tras cada golpe que Felix pro