Mi novio y mi ex
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Capítulo 6 En la cama de

Marcus no tarda mucho en acercarse a mi boca y hacer colisionar nuestros labios. Sus manos me recorren el cuerpo casi desnudo mientras bajan hasta lograr apretarme cada nalga. Involuntariamente mis piernas rodean su cintura, haciendo que mis pechos queden al alcance de su boca.

Marcus no duda un solo segundo para comenzar a lamer con perversa sutileza la unión de mis senos, generando que mis manos se enreden en su cabello y lo atraigan más a mí.

De alguna forma logramos llegar hasta el borde de la cama. Caigo de espalda sobre el colchón mientras Marcus sigue recorriendo mi piel con su lengua y sus manos, como si él también hubiese imaginado volver a estar así, sin ataduras y sin tener que controlarse cuando estamos cerca del otro.

Se separa un momento y se quita el hoodie negro que tenía puesto, dejándome ver por fin algunos de los tatuajes en sus brazos que una vez se hizo cuando teníamos diecisiete. Le quedaban tan bien y le daban un aire aún más oscuro y peligroso al que ya tenía por simplemente ser Marcus. Sus padres lo regañaron y lo castigaron por un mes, mes en el que no podía salir y obviamente no podíamos vernos, pero él no le hizo caso a eso. Desde la primera noche cumpliendo su sentencia, más o menos a las nueve, llegaba a la calle de mi casa y subía a mí ventana por una escalera que habíamos puesto. Afortunadamente, mi habitación nunca había quedado en la calle principal, así que cualquier cosa que ocurriera allí, no la iban a notar ni los vecinos.

Su nariz se hunde en mi cuello y siento su respiración mezclada con los movimientos de sus labios en mi clavícula. Sus dedos no dejan de hacer apretujones perfectos sobre mis pezones, lo que hace que se me escape un jadeo que por desgracia no pude contener.

Logro tirar del final de su camiseta, incitándolo a que se despoje de la prenda. Levanta los brazos para darme camino libre y que yo sea la que se la quite.

Finalmente, cuando su pecho hace contacto con las puntas de mis pezones, genera una electricidad deliciosa por todo mi cuerpo que se aloja por varios minutos en mi entrepierna.

Las puntas de su cabello rozan mi piel, sus manos palpan cada rincón descubierto de mi cuerpo y cuando pienso que el manoseo infernal de Marcus ha terminado, se separa de nuevo (solo un poco) y de un tirón fugaz me quita la última telita que cubría mi zona íntima.

Sus labios enrojecidos y húmedos a causa de los impecables besos con los que dejó un rastro por mi cuello y parte de mis senos, están entreabiertos como queriéndome decir que quiere más y que esos impulsos por tocarme, besarme y hacerme sentir así los había reprimido tanto tiempo como yo lo hice.

Sus pupilas más dilatadas que antes y un bulto que se nota a pesar del pantalón, me deja sin aire y mucho más mojada. Tanto así que ahora dudo que mi pantaleta se haya humedecido por el agua y no por mis propios fluidos.

⸺¿Estás segura, Ella? ⸺inquiere con voz ronca.

⸺Si no estuviera segura no te habría dejado hacer todo lo que hiciste.

Me levanto y me paro frente a él, así: desnuda, sin miedo, sin pena y sin ese temor que a veces tienes de ser rechazado, porque Marcus ya me dejó claro que mi idea de que todavía hay un poco de gusto por mí, «o quizás sea mucho» no estaba alejada a la realidad y quién diga lo contrario, puede venir y ver el grandioso y gigante bulto que oculta su pantalón.

Con un afán increíble, baja la cremallera de su pantalón y lo arroja a su lado, dejándome ver aún más marcada su erección. Mis manos se posan sobre su pecho y lo empujan para dejarlo sentado a los pies de la cama.

Me sitúo a horcajadas de él, con mis brazos alrededor de su cuello y de nuevo sintiendo sus labios sobre los míos. Nuestras lenguas por fin se encuentran y comienzo con algunos movimientos circulares sobre su bulto. Una leve mordidita en mi labio inferior vuelve a electrificarme, y de alguna forma la calentura se mezcla con los recuerdos de siempre de mi pasado con Marcus y... con Mack.

Detengo el beso y pestañeo inconscientemente.

«¿Por qué mierda se te viene a la cabeza Mack Forrester cuando vas hacerlo con Marcus?»

Marcus hunde sus cejas, me escanea todo el cuerpo desnudo y excitado, con las puntas de mis pezones endurecidos contra su pecho, mi zona íntima bastante húmeda sobre el bulto que está siendo contenido por su bóxer, mojado por nuestros fluidos y sus manos agarrando bruscamente cada uno de mis glúteos.

⸺¡Mierda! ⸺gritamos ambos al unísono y nos separamos del otro.

⸺¿Qué estamos haciendo?

⸺Creo que...

⸺No, no, no.

⸺Marcus, lo siento, ya no sé qué demonios me pasa ⸺aprieto el puente de mi nariz.

⸺No, es mi culpa, yo...

¬⸺No, yo no sé.

¬⸺Solo... solo vístete.

⸺Tú vístete.

Ambos corremos hasta alcanzar nuestra ropa.

Marcus se viste con apuro, aunque de reojo veo cuando su mirada aún sigue en mi cuerpo y sus ojos todavía tienen ese destello de lujuria y ganas de continuar haciéndolo, pero no, eso todavía no puede pasar entre nosotros, menos cuando Mack ha regresado. Porque, sí, estamos en peligro y el mejor amigo de mi exnovio es el causante de ese peligro.

Unos golpes en la puerta hacen que se me tense el cuerpo a mitad del proceso para vestirme, solo tengo puesto el brasier, la camiseta, las bragas mojadas y mis medias. Por alguna razón el ambiente grita a "sexo descontrolado" y creo que no hay forma de quitar ese aire de la habitación, mucho menos de la cama.

⸺Mierda, Marcus, lo íbamos hacer en la cama de los padres de Emma ¡¿Qué demonios nos...?! ⸺intento seguir hablando, pero la mano del chico sobre mis labios me lo impide.

Con una rapidez extrema logra recoger toda la ropa tirada en el piso y me alza con una facilidad impresionante, arrastrándome hasta el balcón. Cierra de golpe y traba la puerta corrediza desde afuera con el espaldar de una de las sillas.

Puedo ver cuando la puerta de la habitación se abre gracias al vidrio de la corrediza que da bienvenida al balcón. Marcus me agarra rodeándome con sus brazos todo el abdomen y me deja a su lado, con una pared a nuestra espalda.

⸺Si te quedas como estúpida frente a la puerta te van a ver.

⸺Pero deberíamos saber quién entró.

⸺Vas a tener tiempo después para dártelas de Sherlock Holmes.

Hago caso omiso a su advertencia y gateo hasta poder sacar la cabeza por una esquina y veo lo más horroroso que puedes visualizar en tu existencia. Los padres de Emma están besándose, se meten a la cama y bueno... ya deben indagar lo que pasa.

⸺La señora Swan y el señor Swan van a hacerlo en la misma cama que nosotros...

Otra vez la mano de Marcus tapándome la boca.

⸺No lo digas.

Sacudo la cabeza hasta quitarme la mano de la boca.

⸺Pero se supone que estaban en la reunión, no entiendo.

Se encoge de hombros.

⸺Bueno, se supone que nosotros estábamos en la "zona infantil".

⸺Mierda, sí, es cierto. Mi madre debe estar buscándome.

⸺No te preocupes, probablemente Emma te cubrirá.

Le hayo la razón a lo que dice Marcus. Emma es muy inteligente y probablemente sepa que casi terminamos unidos impulsivamente, pero mi tranquilidad no se queda ni dos segundos en mi cuerpo cuando escucho la voz de Mack pronunciando mi nombre.

⸺¿Ella? ⸺grita.

⸺¡¿Mack?! ⸺susurro mirando a Marcus preocupada.

⸺No te levantes.

Marcus se asoma por la baranda del balcón y supongo que vio a Mack por la seriedad que cubre ahora su cara.

⸺Marcus... ⸺Mack le habla cuando lo ve. ⸺¿Qué haces ahí? Y sin... ¿camiseta?

⸺¿No deberías haberte ido ya?

⸺Mis padres se quedaron junto con los de Ella.

Un fiu sale de mi garganta cuando escucho eso, significa que mis padres están en alguna habitación con la tranquilidad de que su hija está también en la inmensa casa.

⸺Pero tu papá te estaba buscando.

⸺¿Qué?

⸺El señor Felix me dijo que te dijera que te esperan en casa.

⸺Bien, gracias ⸺vuelve agacharse a mi lado.

Veo cuando la sombra de Mack ⸺generada por la luz de la cocina⸺ hacia el patio desaparece y se escucha el click del segurito de la división.

Marcus suspira y recuesta la cabeza contra la pared.

Su cabello está más caótico de lo habitual, su pecho sube y baja con cada respiración, tiene toda la ropa ⸺incluyendo la mía⸺ desordenada en una especie de bolita sobre sus piernas.

Está pensativo y aunque quisiera preguntarle qué debate está llevando a cabo consigo mismo, mi boca no se abre para hablar. Con Marcus es más que suficiente poder estar en silencio a su lado, en sí, es más que suficiente poder ver el perfecto perfil que posee. Es una mierda ¿saben?, es una mierda saber que yo como una idiota lo engañé con su mejor amigo, pero aún así sigo teniendo esos pensamientos repulsivos en donde el protagonista es Mack. Probablemente si le contara esto a cualquier persona no me entenderían, porque estoy segura que me gusta Marcus, que conocerlo fue, es y será una de las mejores cosas que pasaron en mi vida.

Con Marcus descubrí muchas cosas. Supe qué se sentía que te gustara alguien de tu misma edad, entendí qué era calentarse con solo ver una persona y creo que él también entendió qué significaba ponerse duro frente a la chica que te gusta.

Sé que la virginidad es un término que realmente no deberíamos tener en cuenta y realmente es algo inexistente, pero aún así lo diré: perdí mi virginidad con Marcus y Marcus la perdió conmigo. Curiosamente fue una experiencia increíble, no solo porque era él con quien la vivía, sino porque bueno... nos gustábamos mucho y eso era sinónimo de calentarse demasiado con el otro.

Pero desafortunadamente eso no me detuvo, y tampoco detuvo a Mack. Nunca imaginé todo lo que podría pasar con él, nuestra relación fue netamente amistosa y algo distante, pero eso cambió cuando pasa lo que nos pasa a todos y a todas, sabes a lo que me refiero ¿cierto?, el cambio físico, el glow up, el crecimiento, el desarrollo, en conclusión: la pubertad.

Mack creció, Mack se desarrolló y Mack se fijó en mí. Si me preguntas porqué, no lo sé, el hecho era que todos habíamos crecido y Mack fue uno de los últimos en hacerlo. Eso hizo que las chicas no le prestaran atención en un principio, a diferencia de Marcus, aunque nuestro círculo limitado a Marcus, Mack, Emma y yo nunca fue popular, Mack resaltaba un poco más que nosotros, siempre fue así.

Y una noche nos invitaron a una fiesta de Halloween en la casa de Lilian Parker, o como le dicen por su nombre de prostituta: Lili Park, la típica rubia tinturada que posee unos grandiosos pechos, curvas y glúteos de ensueño. El cuerpo que tú y que yo siempre hemos querido tener, y aquí haré un paréntesis; yo nunca he sido la chica con las medidas de noventa, sesenta, noventa, pero quizás un noventa, setenta, noventa «No hay diferencia, Ella. Eres una idiota» En conclusión, siempre me ha gustado mi cuerpo. Sí, tengo curvas y mi trasero no es gigante, pero tengo un buen tamaño de adelante y de atrás, pero nunca pueden faltar las inseguridades y ese es otro punto en donde me ayudó Marcus, gustarle a Marcus me gustó y definitivamente eso hizo que mi autopercepción sí subiera un poquito. Pero bueno, continuando con la fiesta de Halloween; en esa fiesta pasó, esa noche me acosté con Mack.

Marcus no había podido ir porque estaba resfriado, yo iba a quedarme en su casa como buena novia para cuidarlo toda la noche y ver películas de terror que me hicieran acurrucarme a su lado y quedarme dormida junto a él. Marcus se opuso totalmente a mi idea, dijo que tenía que divertirme y que Mack estaría ahí para acompañarme.

Así que después de su insistencia, accedí a ir con Mack. Íbamos como amigos, aunque días antes Mack ya se había acercado a mí; teníamos un trabajo, él se quedó en mi casa y de un momento a otro nos besamos, no sé cómo se me ocurrió que eso no afectaría lo que pensábamos sobre el otro y que sería algo sin importancia, algo que olvidaríamos de la noche a la mañana, porque solo había sido un beso (más bien muchos) sin pensar que eso iba a hacer que Mack creyera que mis sentimientos por Marcus se habían esfumado.

Desde ese besuqueo en el escritorio de mi habitación las cosas tomaron un rumbo distinto entre nosotros y solo lo supe después de lo que hicimos en la fiesta de Lili Park.

Estábamos ebrios y ya nos habíamos restregado en la pista de baile. Yo llevaba puesto un disfraz de Tinker Bell y del suyo... la verdad ni siquiera me acuerdo. Nos empezamos a reír como locos en uno de los pasillos oscuros y de un momento a otro sus manos me agarraron de las muñecas y las pusieron a cada lado de mi cabeza, arrinconándome e inmovilizándome contra la pared. Sentía su respiración tan cercana a mi cutis que me hizo olvidar el motivo por el que me reía, él también dejó de reír y ambos tragamos grueso al mismo tiempo mientras alternábamos la vista entre nuestros ojos y nuestros labios, recordando lo bien que se había sentido probar los labios del otro.

Nadie nos veía, todos habían comenzado a jugar beer pong y estaban distraídos peleando y poniéndose retos estúpidos.

Al final del pasillo había una puerta que no teníamos ni idea a donde conducía, pero eso no nos impidió comenzar a besarnos desesperadamente. Nos arrastramos contra la pared, tumbando todo lo que se nos atravesaba: un florero, varias fotografías enmarcadas y figuritas de colección que la madre de Lili tenía. Afortunadamente por el bullicio no se escuchó cuando se rompieron.

Mack pateó la puerta y se abrió de golpe, entramos y luego la cerró del mismo modo.

Era un estudio con las luces apagadas y persianas beige que dejaban pasar unos rayos de luz nocturna.

Las manos de Mack se aferraron a mi cintura con fiereza, me acomodó sobre el escritorio de madera que estaba contra una de las paredes y corrió la silla de oficina que le impedía estar frente a mí, como si la odiara al igual que el detestable sentimiento que te produce una persona entrometida.

Su lengua me recorrió todo el cuello y con agresividad me bajó la parte de arriba del vestido ⸺dejando mis senos expuestos al aire⸺. Sus manos me atacaron en el punto perfecto, robándome el primer gemido sin necesidad de algún juego previo, eso hizo que él se excitara a niveles estratosféricos, porque después de tanta tensión, por fin lo había logrado: por fin me había hecho gemir, por fin me estaba tocando así.

Sin pensárselo dos veces, bajó la cremallera de su pantalón y sacó su miembro en un segundo. Me relamí los labios deseosa de él, me bajé las bragas y Mack lo sabía porque me había visto humedecer mis labios.

Sonrió perversamente y me miró fijo a los ojos mientras sostenía su pene erecto con su mano y con voz ronca inquirió:

⸺¿Lo quieres dentro de ti?

¿Qué si lo quería dentro de mí? Por favor, me ofendía que creyera que no lo quería.

Antes de eso, me habría parecido repugnante hacerlo con Mack, porque lo veía como el hermano de mi novio, pero justo en ese momento mi perspectiva cambió.

⸺Claro que sí, Mack ⸺respondí pasando saliva. ⸺Quiero que me lo metas hasta el fondo ⸺confesé con descaro y un tono maligno.

Esa respuesta solo hizo que Mack se pusiera tan duro que yo misma podía sentir las palpitaciones de su miembro sin necesidad de tenerlo dentro.

Y lo confirmé en cuanto se abalanzó contra mí con brutalidad e hizo lo que le dije: "lo metió hasta el fondo".

Me hizo sentir indescriptible, me hizo empaparme, hizo que gimiera millones de veces con cada salida y entrada de su miembro en mi interior, hizo que se me pusiera duro lo que no tenía e hizo que creyera que el placer inexplicable al que estaba siendo sometido mi cuerpo, era inhumano.

No sé cómo demonios hizo para tener algo de cordura en el momento, pero logró sacar su miembro antes de eyacular en mi interior. (Aunque a la mañana siguiente compré la píldora del día después para no tener sorpresas)

Nos quedamos así por un rato. Él con su miembro al aire y yo con mi entrepierna húmeda, el vestido lleno de su semen y los pechos todavía expuestos.

            
            

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