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Luego de un rato, me puse a jugar ese típico juego de las fiestas en donde tenías que lanzar una pelota hacia los vasos y si no atinabas tenías que beber. Era básicamente una escusa para seguir bebiendo. A los humanos parecía encantarle ese juego.
La única razón por la que había alcohol era gracias a Gaia, los amigos de Luan y yo. El Sr. Müller no