Capítulo 5 Nos va a cagar la su-per-ver-ga

Algo incómodo y sintiendo la inquietud como una lija que raspaba mi piel, intenté no correr devuelta a la limusina en el tiempo que estuve en el centro comercial con esas tres (Linda, Ellie y Leon. Sí, el mayordomo/guardaespaldas). No estaba acostumbrado a salir sin Mali, por lo que fue algo muy raro para mí.

Al parecer a Lorca no le había gustado mi estilo de "vagabundo", por eso es que fui "forzado" a acompañarlas. Sin embargo, fue agotador y frustrante porque Linda no paraba de soltar comentarios innecesarios y algo transfóbicos. Debido a eso, me alejé en cuanto terminé de comprar lo necesario. Admití sentirme inquieto al estar solo, pero si seguía con ellas tiraría a Linda por las escaleras. Y eso, obviamente sería malo.

Estuve caminando por un rato, mientras notaba los leves o grandes cambios que le habían hecho a algunas tiendas o lugares en donde la gente solía tomarse fotos, cuando me detuve frente a una familiar heladería.

Mi corazón se encogió al recordarlo. La nostalgia me envolvió al instante.

Y con ello, la ira.

Arrugué el rostro como un pañuelo e intenté tranquilizarme. De forma inconsciente apreté con fuerza la oreja de las bolsas que sostenía. Pero justo en ese momento, salvándome así de mis peligrosos pensamientos, el sonido de una alarma acompañada de gritos se oyó en la tienda de al lado. Al siguiente momento un hombre encapuchado salió de dicho local y corrió hacia mi dirección. Fue obvio que se trataba de un ladrón.

Puesto que yo estaba más cerca, que era mucho más fuerte, que tenía mayor oportunidad de detenerlo, decidí hacer el papel de policía.

⏤Ah, ya que ⏤dije en un suspiro resignado.

Por supuesto, no era ningún héroe ni mucho menos, pero al menos tendría con qué desahogarme...

Antes de que me pasara de largo, le puse un pie y este cayó de boca en el suelo de concreto. Al hacerlo, algunas relucientes joyas escaparon de su sudadera. Una en especial llamó mi atención; era un broche para camiseta de una serpiente plateada. Solté las bolsas y me le subí encima cuando el tipo tuvo intenciones de huir. Lo sujeté de los brazos con una mano y con la otra, disimuladamente, cogí el broche y lo guardé en el bolsillo de mi sudadera.

Era mi paga, ¿no?

⏤¡¿Qué haces?! ¡Suéltame niña! ⏤lloriqueó el hombre mientras intentaba deshacerse de mí, pero fue en vano.

⏤¿Cuál «niña»? ⏤inquirí con molestia para después torcer levemente su mano, lo cual le provocó dolor y entonces gritó como todo un bebé.

⏤¡Hey! ⏤intervino otra voz detrás de mí.

Miré hacia atrás, y mi humor empeoró al ver de quién se trataba.

⏤Lo que faltaba... ⏤murmuré para mí mismo. Después me levanté.

⏤¿Jen? ¿Qué haces aquí? ⏤Adam me miraba con desconcierto y confusión, pero luego volvió en sí y se apresuró a esposar al ladrón.

⏤Recuerdo que antes era una panadería ⏤comenté mirando a la joyería, neutral. Ignoré los lloriqueos del tipo siendo arrestado⏤. Los rollos de canela sabían bien.

⏤¿Qué?

El compañero del oficial llegó en ese momento. E igual que Adam, tampoco se esperaba el reencuentro.

⏤Ah, es ell~él ⏤alcancé oír a Kotaro.

Giré los ojos. Adam le entregó el ladrón y yo me dispuse a recoger mis bolsas. Ya no tenía nada que hacer ahí.

⏤Espera ⏤la voz del rubio me detuvo cuando intenté irme⏤. ¿Qué haces aquí?

Me giré sobre mis pies para verlo, indiferente. El oficial se acercó hasta estar frente a mí.

⏤Necesitaba ropa.

⏤¿Quiénes vinieron contigo?

⏤Linda, Ellie y el mayordomo/guardaespaldas. ¿Por qué?

⏤Adam, debemos irnos ⏤lo llamó su compañero, antes de que siquiera pudiera responder.

El rubio suspiró.

⏤Tengo que irme. Ah, Jen.

⏤¿Qué?

Adam dio otro paso más, esta vez creando un espacio de confidencialidad. La intriga me invadió.

⏤Agradece que tu madre sale con mi padre.

Lo miré ceñudo, sin entender.

⏤¿Qué significa eso?

⏤Sabes lo que significa.

Al notar la seriedad en sus palabras y su expresión, de inmediato supe que no hablaba del broche, si no de algo mucho más importante, peligroso.

Tragué duro, ya entendiendo todo.

«Fantástico...»

Pasaron algunas semanas después de aquel día. Yo intentaba recuperarme, pues aún me encontraba algo débil, por lo que pasé dormido la mayoría del tiempo. Fue curioso, porque en algunas ocasiones no despertaba hasta el día siguiente. Parecía la Bella durmiente.

Pero, ahora, ya no había ratas que cazar. Mali tenía hambre, y como era quisquillosa y su comida favorita eran las ratas, nos preparamos para ir a la ciudad en cuanto descubrí el lugar más repleto de roedores. Ya estuve por ahí, sabía que era el sitio más indicado para cazar.

⏤¿En serio debes ir sola? ⏤me preguntó Eugene por décima vez mientras guardaba algunos cuchillos en el interior de mi ropa y botas.

Comenzaba hacer algo de frío y, aunque no me afectara tanto aquello, me puse ropa abrigadora para así no verme raro.

Me le acerqué y puse mi mano enguantada sobre su hombro para darle seguridad a mis palabras.

⏤Estaremos bien. Confia en mí, ¿si?

Lo pensó. Pero luego exhaló con resignación.

⏤Está bien. Al menos deja que Leon te lleve.

⏤¿Y para que haga preguntas? ⏤solté.

Su idea era absurda, y posiblemente pasaría algo peor.

Negué con la cabeza. Me acerqué al terrario de Mali, el cual estaba sobre un mueble en una esquina de la habitación, y metí un brazo. Se deslizó por mi extremidad hacia el interior de mi camiseta.

Al principio aquel acto me provocaba cosquillas, y una cierta inseguridad, pero con el tiempo me acostumbré. Confiaba plenamente en ella. .

Mi madre, Mali, jamás me lastimaría.

⏤Tu venda me estorba ⏤comentó Mali, refiriéndose a la venda que servía como un binder.

Giré los ojos. Subí el cierre de mi chaqueta hasta el pecho, luego la capucha y abrí una de las ventanas. Saqué un pie fuera pero, antes de bajar, miré a Eugene:

⏤No tardáremos.

⏤Ten cuidado.

La esquina de mi labio que no estaba escondida se alzó en una sonrisa.

⏤Siempre.

Y bajé.

El taxi esperaba cerca de la entrada, por lo que solo corrí/deslicé entre los arbustos para no ser visto. Subí por el muro y de un salto estuvimos afuera de la residencia. Retrodecí un poco, alcé la cabeza y por un momento miré directo a la imponente mansión.

La verdad era que no solo salí para buscar roedores para mi madre. También había otras razones personales y una que otra por mera curiosidad...

Al fina el taxista nos dejó frente a un callejón. Me bajé y con cuidado entré en él. El cielo se encontraba despejado, con una tonalidad gris, como si quisiera anunciar de algo maligno acercándose. Quizá solo era mi imaginación, la cual a veces solía ser muy creativa. Me detuve en medio del callejón. Por ahí estaba la puerta trasera de un conocido restaurante, en donde los empleados salían a tirar la basura por lo que muchos roedores e incluso indigentes se acercaban a revisar entre la basura. Uno que otro me observó con curiosidad o inquietud, pero luego me ignoraría para seguir buscando comida. Hacía frío, las ratas intentaban esconderse en lugares cálidos, pero Mali podía hacerlos salir. Que ellos fueran directamente a ella.

Con calma bajé el cierre de la chaqueta y ella se deslizó hacia el húmedo y sucio suelo de concreto. Luego se dirigió a alguna parte y yo me dispuse a esperar pacientemente. Solo se oía el sonido de los chillidos de las ratas siendo demoradas por mi madre. Sus chillidos, por un segundo, parecieron gritos de ayuda. Fue tan ruidosa, pues además de eso algunas bolsas eran sacudidas y cosas caían al suelo, que algunos vagabundos buscaron con la mirada la fuente de la causa. Y como yo no encajaba en ese lugar, me miraron con desconcierto y un leve miedo.

Ahí, de pie con ambas manos detrás de mi espalda, una pequeña sonrisa afable se dibujó en mi pálido rostro.

⏤Disculpen el ruido, mi madre tiene hambre ⏤aclaré con tranquilidad, intentaba ser amable.

Por supuesto, aquello los confundió mucho más. Pero justo en ese momento, una rata negra salió disparada de alguna parte y cayó frente a ellos. Esta estaba moribunda y ensangrentada. Di unos pasos al frente, me incliné un poco y recogí al animalito. Se estremeció al estar entre mis largos dedos, aterrado, lo cual me provocó fascinación y diversión. Sintiendo la mirada de todos sobre mí, lo alcé más arriba, abrí la boca y me lo comí. Así nomas.

Casi al instante gritaron y se apresuraron en correr fuera de ahí. Reí con fuerza por eso.

⏤Ay... ⏤limpié mi boca con la manga de la camiseta mangas largas luego de calmarme⏤. ¿Ya terminaste?

No respondió. De pronto la puerta de emergencias del restaurante se abrió. De ahí salió un grupo de tres hombres, todos con trajes oscuros. El aura a su alrededor se me antojó sombría, peligrosa.

No tuve oportunidad de esconderme, pues los tres ya se habían detenido al verme.

⏤¿Y eso? ⏤me miraron, ceñudos.

⏤¿Cómo lucía la persona que nos atacó hace un año atrás?

⏤Se parece a la descripción de Jim...

Oops.

Rápidamente la expresión de los tres se agravió y comenzaron acercarse a mí de forma amenazante.

Pero de una patada empujé a uno. Otro alzó el brazo para propinarme una golpiza y con facilidad lo detuve. Aún sujetando su brazo, el atacante me observó con total desconcierto y asombro por mi fuerza. Luego lo hice dar una vuelta y cayó de boca al suelo. El último, el más delgado y el que parecía más débil, dudó en si atacarme o no. Intercambió entre sus amigos y yo, nervioso.

⏤Bu.

El hombre, que pareció ver algo aterrador en mí, salió disparado lejos. Tropezó con sus propios pies, lo cual me hizo soltar una carcajada, pero con rapidez se apresuró a levantarse para seguir corriendo.

⏤Cobarde ⏤solté en un resoplido/risa.

El sonido de un quejido me hizo mirar hacia atrás, y entonces pude ver a Mali estrangulado al tipo que había pateado al principio. De su mano cayó un arma, con el cual parecía apuntar en mi dirección, y de la otra un teléfono desechable. Hundí las cejas y recogí el móvil. Al parecer le había enviado un mensaje a alguien. Lo único que decía era: «Vengan. Detrás de Restaurante Piccolo».

⏤Debemos irnos. Rápido.

Era fuerte y capaz de regenerarme, sí, pero no Mali. Ella podía morir con una sola bala o navajazo.

La conocía, ella se arriesgaría sin dudar para salvarme.

Mali, después de que el sujeto se desplomara en el suelo, saltó hacia mí y se metió entre mi ropa. Corrimos hacia el fondo, cruzamos por varios callejones hasta llegar a la salida, y, demasiado llamativo para poder ignorarlo, un brillante letrero neón en color rojo se alzaba frente a nosotros.

⏤¿Qué sucede, Jen?

Hundí mi mano al interior de la chaqueta y saqué una tarjetita. La alcé, intercambiando entre ella y el letrero neón.

⏤«Lux» ⏤pronuncié el nombre del local frente a mí.

Ahí está la cosa. La otra razón por la que había salido de casa fue para buscarlo, al tal Hall y Lux.

No sabía por qué, pero de vez en cuando su rostro aparecía en mi mente. Lo que había dicho permanecía en mi memoria. Se reproducía como un disco rayado. «Ese ojo es..interesante. Hermoso». Es lo que dijo, genuinamente fascinado.

⏤Se están acercando, Jen.

Tenía razón. No tardé en oírlos:

⏤Debió ir por aquí.

⏤Quiero su cabeza...

⏤Calma. El jefe dijo que lo quiere con vida.

⏤Pero no entero...

Teniendo en mente que poseían armas, pues también había oído cómo le quitaban el seguro o las cargaban, vi Lux como mi única via de escape. Corrí hacia él e intenté entrar pero un corpulento hombre me detuvo al instante.

⏤Identificación ⏤dijo con una gruesa y severa voz.

⏤No la tengo ⏤fui honesto.

⏤No identificación: no entrar.

⏤Tengo esto ⏤le mostré la tarjetita negra.

La miró, pero después negó con la cabeza. Eché un vistazo hacia atrás y noté que los hombres enojados ya estaban en donde yo había estado. Apreté y aflojé los puños, desesperado y molesto.

No podía usar la violencia, puesto que había muchos ojos observando, los cuales esperaban entrar al Lux, y los que me perseguían nos encontrarían si llamaba la atención. Tenía que ser paciente.

Volví mi mirada hacia el guardia.

⏤Escuche, un hombre me recomendó este lugar. Hall, creo que es su apellido. Dijo que al dueño le encantaría conocerme.

⏤¿«Hall»? ⏤al asentir, sin entender su confusión, negó con la cabeza⏤. No hay nadie con ese apellido aquí. Ni lo conozco.

⏤¿Qué? Es un doctor...creo.

⏤¡Si no va a entrar que salga! ⏤gritó alguien de pronto, pero le lancé la mirada más aterradora posible.

Y funcionó, porque la chica tembló en su lugar y se encogió del miedo y la sorpresa.

⏤¿Dónde dices que lo conociste? ⏤me preguntó el hombre con más interés.

⏤Lo vi hace unas semanas atrás en el Hospital Brookwood. Dijo que mi ojo era hermoso... ⏤comenté eso último con timidez, casi en un murmuro.

⏤Solo una persona en este lugar diría algo así...

Quiser patearlo por ese comentario, pero nuestras vidas, en especial la de Mali, dependían de ese gorila.

Y los hombres ya estaban cruzando la calle.

Los ojos del guardia se iluminaron de repente. Recordó algo.

⏤Ahora que recuerdo, el jefe fue al hospital para rescatar a un viejo amigo suyo. También, desde que volvió, no ha dejado de hablar sobre una nueva belleza exótica que conoció~

⏤¡Por favor! Déjame hablar con tu jefe ⏤exigí ya con toda la paciencia esfumada.

⏤De acuerdo. Tranquilízate... ⏤suspiró y abrió la puerta negra para mí.

Entré casi al instante. Y antes de que la puerta volviera a cerrarse, con una sugerente voz, el guardia dijo:

⏤Bienvenido al Lux. Procura no enloquecer.

Quise preguntar, pero me cerró la puerta.

⏤Turbio ⏤murmuró Mali en medio del oscuro, pero semi iluminado con una luz roja, pasillo.

A mi lado, colgadas en la pared y con un pequeño letrero neón en color blanco que decía «Úsame» sobre ellas, habían máscaras de todo tipo.

⏤Vaya ⏤soltó la albina al sacar la cabecita por el cuello de mi camiseta detrás de mi espalda⏤. Supongo que estás vestido para la ocasión.

Solo giré los ojos y procedí a caminar por aquel misterioso pasillo. Este me llevó a un gran y colorido lugar. Lo que vi fue inesperado:

Unas luces de color azul, rosa y morado bañaban el lugar, sobre algunas mesas había mujeres y hombres semidesnudos bailando de forma sensual con la canción Like U de Rosenfeld de fondo, los meseros vestían poca ropa y/o muy extravagante, la gente salía o entraba por ciertos pasillos, los cuales emitían un color diferente en cada entrada; algunos consumían descaradamente algo ilícito en forma de pastillas o de un pequeño tubo de cristal; y todos, incluyendo a los meseros y al barman, portaban máscaras.

⏤Interesante... ⏤murmuré, fascinado.

⏤¿Qué haremos ahora? ¿Los perdimos?

⏤Quisiera encontrar al jefe. Y sí. No han entrado así que supongo~. Mierda.

Miré a todas partes en busca de un escondite en cuanto vi a los hombres que me buscaban salir por el mismo pasillo en el que segundos antes había salido. Ninguno de ellos usaba máscara, puesto que venían para algo mucho más importante.

Querían dejarme en claro que no se dejaban herir, y que si lo hacía habría graves consecuencias.

⏤Corre.

Le hice caso y me apresuré a bajar por las escalerillas. Gracias a los dioses estaba la suficiente gente como para mezclarme y así poder entrar al primer pasillo que apareció frente a mí.

Aquel caminillo estaba bañado en una luz roja. Una mujer que se dirigía hacia la salida me lanzó una mirada lasciva, al tiempo que pasaba con una sugestiva delicadeza su mano sobre mi hombro. Eso me produjo una sensación rara, pero familiar, en el vientre y aceleró levemente mi corazón. Pese a ello, seguí. En el camino, tras las puertas pintadas de un rojo intenso, fui capaz de oír gemidos y gritos de puro y delicioso placer.

⏤GPI.

⏤¡Jen! ⏤me regañó Mali, y yo reprimí una risa.

⏤¡Entró aquí! ¡Estoy seguro! ⏤escuché a alguien gritar de pronto, por lo que rápidamente entré a una de las habitaciones.

La cerré con fuerza y la atranqué con una silla. Me pasé una mano por el cabello, echándolo hacia atrás, porque pensé que ya podía relajarme.

Pero luego me percaté de otra presencia.

⏤¿Quién eres? ⏤le pregunté luego de girarme súbitamente para verle.

⏤Debería hacerte la misma pregunta ⏤contestó con una energética y coqueta voz.

Al igual que familiar.

⏤¿Hall? ⏤inquirí, y como estaba oscuro tuve que achicar los ojos pero fue difícil poder verlo.

Solo una pequeña luz natural que entraba por la única ventana me permitía distinguir algunos muebles, una gran cama en medio de la habitación, y a alguien sobre ella.

Soltó una relajada risa. El sonido de su risa me provocó algo raro en el estómago.

⏤No. Lo siento, en realidad no es ni mi nombre.

Di un paso al frente, ceñudo.

⏤¿Y cuál es? ¿Qué es este lugar y por qué me quería aquí?

⏤¿Ah? ¿Viniste aquí sin siquiera saber en dónde te metías? ⏤volvió a reír⏤. No eres nada cuida~

⏤En realidad huía de alguien. Estoy aquí por casualidad. No soy tan confianzudo.

⏤Oh, ya veo. Enciende la luz. El interruptor está en tu lado izquierdo.

Cuando lo hice, por fin pude verlo. El falso doctor solo usaba un antifaz color dorado, como una forma de decir: «Soy demasiado hermoso como para ocultarme». Él se encontraba atado a la cabecera por las muñecas, solo vestía una bata de seda morada con decoraciones de flores, una pequeña tela/mordaza rodeaba su cuello, y su pecho descubierto estaba marcado con lápiz labial.

⏤¿Llegué en mal momento?

⏤No. Desátame, ¿quieres?

⏤¿Ya me dirá? ⏤exigí después de liberarlo.

Sobo sus enrojecidas muñecas, acomodó su bata, se dirigió a un mueble que tenía una botella y se sirvió un poco del líquido en un vaso de cristal.

⏤¿Whisky?

Negué con la cabeza, cruzándome de brazos.

⏤¿Jen es en verdad tu nombre? ⏤me preguntó luego de darle un sorbo a su vaso.

⏤Sí.

⏤Bueno, Jen, yo me llamó Ace. Es un gusto verte otra vez ⏤se inclinó levemente⏤. Soy dueño de este encantador establecimiento. ¿Te gusta?

⏤Es interesante ⏤admití⏤. ¿Lo que consumen es una especie de droga?

Algo pareció causarle gracia, porque sonrió con esa sonrisa de zorro astuto.

⏤Preferimos llamarlo «Antídoto».

⏤¿De qué?

⏤Depende de ti. ¿De qué deseas escapar, aunque sea por unas horas?

No mentiré, aquello me tentó.

⏤Supongo que por eso las máscaras.. ⏤sacudí la cabeza. Eso no era relevante⏤. Como sea, ¿qué quiere usted de mí?

⏤¿Yo? ¿Por qué crees que quiero algo de ti? ⏤preguntó con inocencia.

Le lancé una mirada tipo: «Vamos. No me creo ese cuento».

⏤¿En verdad no crees que solo deseo ser tu amigo?

⏤Ni siquiera me conoce.

⏤Así se empieza, ¿no...? Bueno, bueno ⏤exhaló con resignación al ver que no caía⏤: La verdad es que necesito a alguien como tú. Con esa mirada, esa aura y esa fuerza que posees.

Me removí en mi lugar al oírlo. Rápidamente me puse en alerta.

⏤¿Fuerza?

⏤Sé que hace casi un año atacaste uno de los territorios de Múller. Tú solo. Algunos de sus hombres murieron esa noche. ¿Por qué? Nunca se supo. Ninguno es capaz de hablar al menos que su jefe lo permita. Y si lo llega a descubrir, este es inmediatamente ejecutado, o torturado. Supongo que ya depende del humor de Múller ⏤se encogió de hombros, divertido⏤. Como sea, no pude averiguar nada más que eso.

⏤¿Y qué con eso? ¿Va a entregarme o qué?

⏤Huías de ellos, ¿cierto? ⏤se acercó a mí. No me moví aun cuando comenzó a dar vueltas a mi alrededor⏤. Si te unes a mí, te protegeré de él y sus hombres. De cualquiera que quiera lastimarte.

⏤¿Por qué?

⏤Ya te lo dije ⏤se detuvo detrás de mí, y puso frente a mis ojos un pequeño tubo de cristal con un líquido azul dentro.

Con duda, lo cogí con una mano. Había una etiqueta en él, el cual decía «Antídoto».

⏤No sé por qué, pero me causas interés ⏤confesó con una nota de inquietud y exigencia en su voz⏤. No he dejado de pensar en ti desde aquel día. Esos ojos. Esos malditamente hermosos ojos tuyos me persiguen hasta en mis sueños. Jamás me sentí así, ¿sabes? Incluso me atrevería a decir que es peor que usar esto... ⏤emitió una risa rara, casi nerviosa.

Podía oír sus acelerados latidos. Eso me dijo que no estaba mintiendo.

Extrañamente, decía la verdad.

⏤¿Otro aliado? ⏤inquirió Mali de pronto.

Me giré a verlo.

⏤Supongamos que me uno, ¿qué haría yo? ¿qué ganaría usted?

⏤Depende. ¿Tienes algún talento?

Dudé, pero después lo dije:

⏤Sé tocar algunos instrumentos..y cantar.

Sonrió en grande, mostrando sus perfectos dientes.

⏤Qué casualidad, gusto necesitaba a alguien así. Y, sobre qué ganaría yo, además del hecho en que entretenerías al público, te tendría cerca ⏤colocó una mano sobre mi mejilla, la cual sentía caliente por el hecho de que a alguien, por primera vez en mi vida, le parecía atractivo.

De alguna manera. Incluso con mi apariencia actual.

Creo que el Sr. Ace lo sintió también, porque sonrió con picardía. Luego jugó con un mechón de mi cabello.

⏤¿Y? ¿Qué dices, Jenny? ¿Te gustaría trabajar para mí?

Miré al frasco, luego a él, y otra vez al Antídoto. Lo pensé un momento.

Si era cierto, podía proteger a Mali del tal Múller y sus hombres. Tendría un trabajo, lejos de mi disfuncional familia.

Y, además, me sentía casi igual al Sr. Ace...

Al final, decidido, le quité el tapón al frasco y lo bebí todo. El delicioso líquido pasó por mi garganta y dejó un rastro tan nuevo, tan exquisito. Mis papilas gustativas gritaron por aquella delicia. Cuando comenzó hacer efecto me mareé un poco, pero no se sintió mal. Al contrario, fue grandioso. Me sentí ligero. Liberado. No pensé en nada más. Ninguna inquietud. Ningún miedo. Fue...fue como...

Un antídoto.

⏤Acepto ⏤dije con una gran sonrisa, fascinado por las nuevas y liberadoras sensaciones/emociones.

Los ojos del hombre brillaron de pura y genuina alegría. Tierno.

Y por un momento, por un pequeño instante, volví a sentirme bien.

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👀

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