/0/16304/coverbig.jpg?v=1af157e86ad226580b4de8533906ea16)
Ramiro
-¡No puedo! -susurré, apretando los ojos con fuerza mientras las lágrimas comenzaban a deslizarse, haciendo que mi ya borrosa visión empeorara aún más.
Un ruido en el pasillo hizo que mi cuerpo entero se tensara.
Alguien venía.
-¡Diosito, no! -jadeé, mirando desesperadamente a mi alrededor.
Sin pensar, me arrodillé y me deslicé debajo
COPYRIGHT(©) 2022