Mirando un punto fijo en el suelo, mi mano movía el vaso de cristal ligeramente permitiendo que los hielos se diluyeran un poco con el licor. Apreté la boca pensativo, tratando de volver a repasar todo en mi cabeza hasta que quedara impreso en mi cerebro y no tuviera duda alguna de lo que tenía que hacer. Entre los dedos de la otra mano mantenía el