Dos autos nos seguían. Dos autos negros exactamente iguales y con las mismas placas. Hijos de puta. Llevaban las mismas placas porque seguramente en algún punto querían hacerme creer que solo había un auto ahí, cuando en realidad eran dos. Probablemente en alguna avenida pensaban hacerme perder de vista el auto, para que el otro de pronto aparecier