Un poco antes de que atardeciera Nate me dijo que teníamos que volver. Parecía que había estado evitando esas palabras, pues todo iba de maravilla que ni siquiera pareciera que estuviéramos en una situación crítica respecto a lo que iba a pasar cuando volviéramos a Nueva York. Todo había ido de maravilla aquel día, ninguno de los dos dijo una palab