Me quedo sin habla. Permanezco callada escuchando sus palabras una y otra vez en mi mente. Sé que no es bueno, lo sé por la manera en que a pesar de no estar al tanto de lo que realmente pasó, aquella información me provoca un escalofrío que recorre toda mi columna vertebral. Siento mis manos frías y me rehúso a hablar sin poder formular del todo a