-Aquí estoy, mírame. Aquí estoy -su voz suave volvió a traerme de vuelta mientras sus manos ahuecaban mi rostro entre estas.
Me hizo mirarle a los ojos, pareciendo que aquello era un hilo que tomaba yo misma para sostenerme en la realidad. Sus ojos me miraban atentos, esperanzados, preocupados, pero había algo en ellos que me hacían conservar la