Una mujer se acercó presurosa, y ella le susurró algo al oído. Ena estaba concentrada de nuevo en su bebé, sintiendo esa comunicación tan profunda que ningún hombre llegará a conocer. Tenía conciencia clara de la vida que había en su interior, sentía una presencia sin pensamientos o emociones todavía, pero que empezaba a existir. Y simplemente ese
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