-Malditos nervios –comentó en voz alta, al levantar la vista frunció las cejas. Un hombre de espaldas, con el cabello rubio y oscuro, parecía tener una cinta detrás de su cabeza sosteniendo algo. Al girarse, pudo verlo tras un antifaz.
No era muy difícil reconocer, Lionel la observó con una sonrisa y ella tenía el ceño fruncido. –Hola amor –comentó