Capítulo 7 7

Sin una palabra, Lionel comienza a explorar el cuerpo de Alexa con las yemas de los dedos, trazando líneas invisibles sobre su piel que despiertan sensaciones que ella no puede ignorar. Cada toque es una promesa de placer y dolor, un recordatorio de su sumisión voluntaria a él.

Sus dedos, llegan hasta sus senos y los descubre. Su boca comienza a succionar sin piedad un pezón rosado que cabe perfectamente en su boca. Ella cierra los ojos, mordiendo sus labios y él baja la mano para tocar los pliegues de su vagina pero muy por encima.

Lionel, sintiendo el pulso acelerado de Alexa bajo sus dedos, decide intensificar la experiencia. Con cuidado, seleccione un látigo de cuero de la mesa cercana y lo hace oscilar suavemente en el aire, llenando la habitación con un susurro ominoso. Alexa tensa sus músculos, anticipando el primer golpe, una mezcla de ansiedad y excitación inundando su mente.

El látigo se estrella contra la piel de Alexa con un chasquido resonante, enviando ondas de placer y dolor a través de su cuerpo. Un gemido escapa de sus labios, mezclando el placer con el éxtasis mientras Lionel continúa su danza de castigo y recompensa.

-Oh... Lionel...

Cada golpe es calculado, cada sensación intensificada por la conexión íntima entre ellos. Y luego lanza el látigo, despacio sobre el monte de venus. Sus velos vaginales se erizan y su clítoris también.

Sigue dando látigos esta vez en sus senos libres y Alexa gime, sintiéndose mareada entre tanto placer –Oh... -murmura escapándose un gemido de su boca. Él sigue jugando con ella, mientras lanza látigos, pero esta vez abre sus piernas para pasar por su clítoris y se inclina de rodillas para abrir con sus dedos los labios y succionar con fuerza su botón.

-Lionel... -gime con los ojos cerrados, volviéndose loca en ese instante y sigue torturándola. Luego toma un juguete, y lo introduce con suavidad en ella –Oh... oh... -gime nuevamente al sentir el contacto frío que está vibrando. Lo pasa una y otra vez, y cuando sus pliegues se contraen saca el vibrador. Alexa, lanza sus fluidos dejando toda la alfombra mojada. Y Lionel sonríe.

Después de liberar a Alexa de sus ataduras, Lionel la mira con una sonrisa llena de satisfacción, su mirada ardiente reflejando el fuego que aún arde entre ellos.

-Ves, Eliana? -murmura Lionel, su voz ronca con emoción contenida. -Te dije que no podrías resistirte a mí. Soy el maestro en el arte del placer, y tú... tú eres solamente un paquete que compré –comentó burlon y ella rodó los ojos, mientras buscaba su ropa en el suelo.

Alexa lo mira, sus ojos brillando con una mezcla de admiración y desafío. -No subestimes mi fuerza, Lionel -responde con voz firme, aunque el temblor de excitación aún resuena en sus palabras.-Pero sí, debo admitir que tu habilidad para provocar el placer es... impresionante.

Lionel se acerca a ella, su proximidad transmitiendo un escalofrío de anticipación por la columna vertebral de Alexa. -Entonces, ¿qué dices, Eliana? -murmura, su aliento cálido rozando su piel. -listaEstás para seguir explorando juntos los límites del placer y el dolor, sin importar a dónde nos lleve? Quiero cogerte Eliana, darte también por ese hermoso año...

-¡Lionel! –exclamó avergonzada por sus palabras y comenzó a meter la mano por la parte trasera de su pantalón, él mordió su cuello.

-Mira cómo te pones. Te daré el doble de dinero si cogemos todos los días a esta misma hora. Escucha, Eliana -comienza Lionel, su tono firme pero persuasivo. -Lo que acabamos de compartir aquí... esta conexión, esta intensidad... No tiene por qué terminar. Podemos conocer nuestros cuerpos cada noche, cada día...

Alexa lo mira con sorpresa, sus labios entreabiertos en incredulidad. -C-cada noche? No era parte del trato.

-Así es. Y para que no haya dudas sobre mi compromiso, estoy dispuesto a ofrecerte cuarenta mil dólares cada vez que compartamos esta experiencia.

La sorpresa de Alexa se desvanece rápidamente, reemplazada por una mezcla de indignación y ofensa. Frunce el ceño, sintiéndose irritado por aquella proposición -¿Estás sugiriendo que puedo ser comprado, Lionel? -pregunta, su tono frío con incredulidad. -Crees que puedo ser reducido a un simple acuerdo financiero?

Lionel levanta una mano con una sonrisa de lado, pero trasmitiendo seguridad hacia la mujer –Solamente soy un hombre de negocios Eliana. Con este acuerdo, ambos estaremos conformes con esta situación, sin ataduras y... te llevarás mucho dinero de mi parte.

Alexa se queda perpleja, el silencio la envuelve y decide finalmente responder – No. ¡No soy una cosa que puedes comprar con dinero! ¡Me niego a ser comprada por alguien cómo tú! –exclamó irritada, y salió huyendo de aquella habitación, aunque aún se sentía muy excitada y quería... probar su miembro dentro de ella...

Y a la mañana siguiente, siendo un día sábado. Alexa sabía que él tendría visitas, ella misma había programado aquello. Y no pude evitar sentirme contrariada. Con el pulso acelerado, sus ojos se aguaron sin comprender porque se sentía así.

Lionel, abrió la puerta sintiéndose ansioso. Se había masturbado mucho, después de la partida de Eliana. Quería seguir probando cada rincón de esa habitación. Nunca la había utilizado con ninguna puta. Y ni siquiera comprendía porque la creó, pero ahí estaba.

Y por tonto que sonara, quería que fuera exclusiva de su esposa.

-A la mierda... -siseó furioso por el rechazo de su mujer, y sin decirle nada a la mujer, la tomó del trasero y bajó la diminuta tela, dejándole ver una mariposa en su espalda.

-Oh... jefe... -gimió la mujer, mientras sacaba su miembro y por un momento, recordó el rostro lleno de lágrimas de Eliana. Nunca tuvo compasión ni piedad por nadie, se enderezó confuso y la mujer lo vio -Va a cogerme? –quiso saber haciendo un mohín.

-Lárgate –comentó apoyando ambas manos sobre el escritorio.

-Pero señor... yo...

-¡Lárgate! –gritó y la mujer dio un respingo, antes de salir despavorida de la habitación ¿Qué había sido eso?

"¿Por qué me siento así? Como cuando era niño y rompía algo... y me daba...", pensó extrañado.

Alexa, se encontró desayunando cómodamente en el balcón que daba al jardín. Aún sus pensamientos se iban a ese cuarto, las cadenas, látigos... le recordaban todo lo que podía disfrutar del sexo. Pero... no podía. Le parecía justo el acuerdo, ambos firmaban algo y cada uno recibía algo a cambio. Le vendría bien tener tanto dinero por coger nada más. Pero, ella no era una prostituta y le dolía que su esposo pensara así de ella.

Con el semblante triste, revolvió la cuchara y vió a la puta saliendo del jardín –Tu esposo es un semental –comentó con una sonrisa y después de detuvo para decir –podríamos hacer un trío, llámame –comentó guiñándole un ojo y Alexa, arrojó el cuchillo al suelo sintiendo mucho enojo.

Maldito mujeriego, eso pensó una y otra vez. Ese hombre no tenía cura, y como si lo hubiera invocado con el pensamiento, salió hacia el jardín. La observaba con una sonrisa divertida, mientras ella ni siquiera lo miraba.

-Linda mañana para coger, deberías aplicarlo –sugirió y ella rodó los ojos sin responder -Estas celosa esposa mía? –quiso saber burlón y ella siguió untando manteca en su tostada ignorándolo –bien, me iré a seguir cogiendo...

Al decir eso, ella se puso de pie y se acercó furiosa hacia él –Eres un...

-Cuidado –amenazó levantando la mano y ella se encogió de hombros.

-¿O qué? ¿Me vas a golpear? –preguntó y el ascendiendo, para tomarla de la cintura y pegarla a su pecho. Por algún motivo quiso sentir los latidos de su corazón, pegados a él.

-Si. Te arrancaré la ropa y te... cogeré... hasta que grites mi nombre como ayer.

-Fingí –soltó de golpe, y el también dejó de tocarla -Se me da muy bien? –Preguntó divertida la ver el rostro desconcertado de su "esposo" -Pensaste que estaba gimiendo por ti? Qué tontería –murmuró divertida, dejándolo solo y confundido.

            
            

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