Cada día me visitaba para saber si estaba bien.
-Hola... -susurré y el me observó.
-Que bueno verte –comentó con una sonrisa, y movió la silla para que me sentara.
-Quiero... renunciar –comenté y el me observaron confuso –voy aviajar.
-Pero... estás embarazada –comentó y yo asentí.
-Volveré antes de los nueve meses –exliqué y me di la vuelta para m