-No quiero... volver a verte nunca más –comentó y pude ver mucha determinación en sus ojos. Al marcharse, quedó con el corazón destrozado sintiendo que los latidos de mi corazón ya no tenían sentido.
Y al verme en el reflejo del suelo, por fin lloré. Sintiendo pena por mí, por haber perdido todo en unos minutos.
Un año después...
Sí. Un año pasó de