Valeria Montague se quedó de pie frente a Lucía y Alejandro, una expresión seria en su rostro. Sus ojos, normalmente calculadores y fríos, ahora parecían más humanos, como si todo lo que había pasado en los últimos días la hubiera tocado de una manera que no estaba dispuesta a mostrar. El silencio en la habitación era palpable, mientras los tres se