La mañana llegó fría y gris, con un viento cortante que golpeaba las ventanas del motel donde se habían refugiado Lucía y Alejandro. La ciudad aún dormía, sumida en la quietud de la madrugada. Lucía se despertó temprano, su mente ya funcionando a mil por hora mientras repasaba los últimos eventos. A pesar de que la situación parecía estar en sus ma