La tormenta había comenzado a amainar, pero la niebla seguía envolviendo la ciudad, creando una atmósfera densa y opaca que parecía reflejar el caos interior de Lucía. Había pasado horas caminando sin rumbo por las calles, perdida en sus propios pensamientos, luchando con las revelaciones que Eliseo y Maximus le habían presentado. Sus palabras se r