Entre el amor y el poder
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Capítulo 4 Sombras en el Tablero

El amanecer trajo consigo una extraña calma, pero ni Lucía ni Alejandro pudieron disfrutarla. Ambos estaban sumidos en un torbellino de preguntas y movimientos estratégicos. Mientras Lucía revisaba la fotografía enviada la noche anterior, Alejandro analizaba los mensajes crípticos que había recibido. Sin saberlo, ambos estaban siendo empujados hacia una trampa que ninguno había anticipado.

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Lucía llegó temprano a su oficina, con la fotografía en mano. Ana la estaba esperando con un informe detallado sobre los rumores publicados en los medios el día anterior.

-Señorita Estrada, logramos desmentir las acusaciones en la mayoría de los portales importantes, pero algunos todavía están replicando la información. Parece que alguien está financiando esta campaña.

-¿Tienes algún nombre? -preguntó Lucía, mientras dejaba la fotografía sobre su escritorio.

-Nada concreto, pero sospechamos que podría tratarse de uno de los socios cercanos a Valverde Corp.

Lucía asintió lentamente.

-Bien. Dile al equipo legal que recopile toda la información posible. Si encontramos pruebas, no dudaré en demandar.

-Entendido.

Ana se retiró, dejando a Lucía sola con sus pensamientos. La fotografía seguía llamando su atención. No era solo el hecho de ver a Alejandro con los directivos de TechnoLine, sino la extraña sensación de que algo estaba fuera de lugar. Tomó su teléfono y marcó un número.

-Javier, necesito que analices esta foto. Quiero saber dónde fue tomada, cuándo y si hay algo más que podamos sacar de ella.

-Enseguida, señorita.

Lucía colgó y se recostó en su silla. Había algo más grande en juego, algo que iba más allá de la rivalidad entre ella y Alejandro.

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En el otro extremo de la ciudad, Alejandro también estaba en su oficina, con el mensaje críptico todavía en su mente. Había recibido mensajes similares antes, pero este tenía un tono diferente, casi personal. Llamó a su asistente, Gabriel.

-Quiero que investigues este número -dijo, mostrándole el mensaje en su teléfono-. Averigua quién lo envió y desde dónde.

-Claro, señor Valverde.

Gabriel salió rápidamente, dejando a Alejandro solo. Mientras esperaba, abrió un archivo confidencial en su computadora. Contenía información detallada sobre Estrada Enterprises. Desde hacía meses, había estado recopilando datos sobre la empresa de Lucía, no solo para ganar ventaja en los negocios, sino también por una razón más personal. Había algo en ella que lo intrigaba más allá de lo profesional, algo que no podía ignorar.

Sin embargo, el mensaje que recibió le hizo cuestionar si alguien más estaba usando esa rivalidad para sus propios fines.

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Un par de horas después, Javier regresó con el análisis de la fotografía.

-La foto fue tomada hace tres días, en el restaurante Belle Époque. Sin embargo, hay algo extraño.

Lucía levantó la vista, intrigada.

-¿Qué cosa?

-La imagen parece haber sido manipulada. No es una falsificación completa, pero algunas sombras y reflejos no cuadran con el entorno.

Lucía tomó la foto de nuevo, observándola con más detenimiento.

-¿Estás diciendo que la escena fue editada para que parezca algo que no es?

-Es una posibilidad. También encontré algo interesante: el restaurante tiene cámaras de seguridad. Podríamos obtener el video original si actuamos rápido.

-Hazlo. Quiero una copia de esas grabaciones lo antes posible.

Mientras Javier salía de la oficina, Lucía sintió una mezcla de alivio e inquietud. Si la fotografía era una manipulación, significaba que alguien estaba tratando de enfrentarla a Alejandro de manera deliberada. Pero ¿quién? ¿Y con qué propósito?

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Esa tarde, un sobre llegó al despacho de Alejandro. Era similar al que había recibido Lucía días atrás, con un mensaje igualmente intrigante:

"El movimiento más peligroso no es el del rival que conoces, sino del aliado que desconoces."

Alejandro frunció el ceño, leyendo las palabras una y otra vez. ¿Un aliado desconocido? ¿Alguien en quien confiaba lo estaba traicionando?

Decidió actuar de inmediato. Tomó su teléfono y marcó un número que rara vez usaba.

-Necesito verte -dijo con un tono autoritario.

Media hora después, un hombre de mediana edad y apariencia discreta llegó a su oficina. Era Sebastián, uno de los investigadores privados más reputados de la ciudad.

-Señor Valverde, siempre es un placer trabajar con usted.

-No hay tiempo para formalidades, Sebastián. Estoy siendo manipulado, y necesito saber quién está detrás de esto.

Sebastián tomó asiento, sacando una libreta de su maletín.

-¿De qué tipo de manipulación estamos hablando?

Alejandro le explicó todo: los mensajes, los rumores sobre Lucía, y el reciente sobre con la advertencia. Cuando terminó, Sebastián asintió lentamente.

-Esto parece más que una simple competencia empresarial. Haré lo necesario para descubrir quién está detrás.

-Hazlo rápido. No quiero más sorpresas.

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Mientras tanto, Javier logró obtener las grabaciones del restaurante. Lucía y él las revisaron en su oficina, observando cada detalle con atención.

-Ahí está -dijo Javier, deteniendo el video en el momento exacto.

La grabación mostraba a Alejandro reunido con los directivos de TechnoLine, pero lo que sucedía a su alrededor contaba una historia diferente. En la imagen manipulada, parecía que Alejandro estaba en conversaciones privadas y confidenciales, pero el video original mostraba una reunión casual, sin nada fuera de lo común.

Lucía suspiró, cerrando los ojos por un momento.

-Esto confirma que alguien está tratando de dividirnos.

-¿Qué piensas hacer?

-Primero, asegurarme de que Alejandro sepa que no estoy cayendo en su juego. Y segundo, encontrar al responsable de esto.

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Esa noche, Alejandro recibió una llamada inesperada.

-Valverde.

-Soy Lucía.

Él se quedó en silencio por un momento antes de responder.

-Qué sorpresa, Lucía. ¿A qué debo el honor?

-Tenemos que hablar. Cara a cara.

-¿Sobre qué?

-Sobre el hecho de que alguien nos está usando, Alejandro. No tengo tiempo para tus juegos, así que dime si estás dispuesto a escuchar.

La firmeza en su voz lo hizo asentir, aunque ella no podía verlo.

-De acuerdo. ¿Dónde y cuándo?

-Mi oficina. Mañana a primera hora.

-Allí estaré.

Alejandro colgó, intrigado. Lucía nunca había sido de las que cedían terreno, pero esta vez parecía dispuesta a trabajar juntos.

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Cuando el amanecer iluminó la ciudad una vez más, Lucía y Alejandro se encontraron en el despacho de ella. La tensión era palpable, pero esta vez no estaba cargada de rivalidad, sino de una necesidad compartida de resolver el misterio.

-Aquí están las pruebas -dijo Lucía, colocando la foto y las grabaciones frente a él-. Todo esto fue manipulado para hacerte ver culpable.

Alejandro revisó el material con atención, su expresión volviéndose cada vez más sombría.

-Esto cambia las cosas.

-Por supuesto que las cambia. Alguien está intentando enfrentarnos, y no voy a permitirlo.

Alejandro la miró directamente a los ojos.

-Tampoco yo.

Por primera vez, ambos estaban del mismo lado. Lo que no sabían era que el verdadero enemigo estaba mucho más cerca de lo que imaginaban.

            
            

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