La tensión en el aire era palpable. Lucía no podía dejar de mirar a Maximus, quien estaba allí, en medio del pasillo, con una calma inquietante. Aunque su rostro mostraba una ligera sonrisa, algo en su postura, en la forma en que la observaba, dejaba claro que estaba anticipando algo más. Algo que ellos no sabían.
Alejandro estaba al lado de Lucía,