El ambiente en la mansión de Maximus era opresivo, como si las paredes estuvieran respirando con un aire pesado de secretos y mentiras. Lucía no podía evitar sentirse como una presa en una jaula dorada. Todo lo que había hecho, cada movimiento, cada decisión que creyó que la había acercado a la verdad, ahora parecía un espejismo. Estaba atrapada en